Respetar los horarios, ser flexibles con las rutinas, hacer ejercicios y comer de manera equilibrada es lo que algunos chillanejos relacionados con la salud mental y física han adoptado para hacer frente a esta cuarentena que se extenderá hasta, a lo menos, el 12 de abril.
Sicólogos, sociólogos, nutricionistas y deportistas conversaron con LA DISCUSIÓN, para entregar consejos y analizar un fenómeno que generará cambios drásticos en la manera actual de entender a los chillanejos.
Aseguran que es clave respetar las cuarentenas, comprar frutas, verduras, carne y carbohidratos, pero también los es respetar horarios para evitar la ansiedad.
La nutricionista Gabriela Carrasco explica que las dietas son clave para mantener la salud física y mental, tanto en adultos como en niños.
“Y tan importante como mantener una dieta equilibrada, es mantener los horarios habituales. Es necesario que la gente entienda que hay que desayunar temprano, almorzar a la hora de siempre y no saltarse la once. Este tipo de hábitos, ayuda mucho a bajar los niveles de estrés y de ansiedad, como respetar los espacios para cada actividad, es decir, no almorzar en los dormitorios, por ejemplo”.
Dice que ha salido solo para comprar en supermercados y aconseja “comprar variado, para tener todo tipo de nutrientes, desde verduras, frutas, carbohidratos como pan integral, carne e hidratarse constantemente, especialmente a los niños”.
Adolescentes y niños
Niños y adolescentes son un grupo a quienes el encierro complica de sobremanera.
Así lo entiende el sicólogo Emmanuel Rosales, quien destaca que “es una edad compleja en la que ellos empiezan a conocer el mundo y a definir su propia personalidad. Para ellos, el estar con amigos o pololas es fundamental para desarrollar esas cualidades, entonces les cuesta a veces encajar con la dinámica que propone este encierro”.
Propone, por lo tanto, “si no quieren comer o jugar o compartir con el resto, no los obliguen o negocien con ellos, es decir, días sí y días no. Pero sí se pueden establecer reglas como horas para levantarse, acostarse a apagar el teléfono”.
Rosales, por otro lado, dice que “hay que aprender a usar correctamente los espacios de la casa. Personalmente he salido sólo para comprar cosas en la farmacia y para ir al supermercado. Generalmente, compro harina, huevos, polvos de hornear para preparar cosas en la casa, además de frutas, verduras y todo lo que supone una dieta equilibrada”.
Rafaela González, deportista del Colegio Alemán, con 15 años, asegura que la mejor herramienta para eludir los efectos del encierro ha sido la disciplina. “He ocupado estos días para entrenar aquí en mi casa e ir mejorando en algunos aspectos en los que estaba fallando. En el fondo, el tener metas y las ganas de cumplirlas me ha ayudado bastante”.
La campeona sudamericana del lanzamiento de la bala, dice que sus padres sólo han pedido salvoconducto para comprar en los supermercados y para conseguir “los implementos que yo y mis hermanos, que son futbolistas, necesitamos. Estamos conscientes de lo que es esto y entedemos que no es bueno salir. Tengo varios compañeros y amigos de mi edad a los que el encierro les está afectando mucho y a ellos les recomiendo que sueñen con algo, que se pongan una meta y peleen por cumplirla. Total, ya nos volveremos a ver de nuevo”.
Frutos secos y un patio
Finalmente, el sociólogo Mauricio Alfaro, quien ha optado por encerrarse incluso desde antes de la cuarentena, con su familia, apunta a que “aún no se ha dado con una estrategia comunicacional efectiva para que las personas hagan caso”.
Sintentiza el fenómeno apuntando que “esto obedece a una manera de actuar individualista, producto de décadas de individualismo social, la cultura del salvarse solo, entonces es complejo de solucionar”.
Su consejo, más que a las familias, es a los líderes comunales “porque muchas veces los dirigentes vecinales son mucho más creíbles en su entorno inmediato, que lo que diga cualquier institución del Estado. Es el mismo vecino quien le tiene que llamar la atención al otro si lo ve saliendo. Esto es un problema de todos, no es un acto político ni gubernamental”.
Asegura que ha salido a comprar sólo cuando es necesario “y me he traído cosas como frutos secos, vegetales y carne, que es la base de lo que comemos”, pero apunta a que “si hay personas saliendo es porque están presionadas por seguir trabajando, seguir produciendo para poder pagar sus cuentas”.
Aclara, por último que “en adelante hay que replantearse muchas cosas y una de ellas es lo habitacional. Hoy vemos que quienes tenemos patio sufrimos mucho menos que los que están en un departamento. Como sucedió hace años en Santiago, cuando las familias acomodadas se fueron a parcelas y la gente pobre se quedó en el centro, que hoy está llenos de ghetos. Creo que eso va ir cambiando las prioridades a la hora de elegir una vivienda a futuro”.
Foto: Mauricio Ulloa