Señor Director:
Para una región que no cuenta con un gran número de áreas patrimoniales de origen antrópico, algo que también, en alguna medida, debe considerarse respecto de áreas patrimoniales naturales, contar con trazas de nuestro pasado común es una verdadera fortuna.
Es un desafío nuestro, y para las futuras generaciones, conservar lo poco que nos va quedando del pasado, con sus claroscuros. Olvidarlo, destruyendo su materialidad o sepultándolo en aras del progreso (moderno), solo ayuda a construir sobre bases débiles nuestro futuro, pues olvidamos lo ya hecho, el esfuerzo invertido, las vidas entregadas en pro de ser lo que hoy somos, y lo que queremos ser como sociedad.
Conservar no es solo guardar lo viejo, es también honrar a quienes nos precedieron, y darnos la posibilidad de que cada vez que pasemos por esas casas, edificios y calles admiremos no solo su belleza estética, sino que también la carga histórica que conllevan. Y valoremos la suerte de aún tenerlas, entendiendo que no podemos olvidarnos de la historia, sino más bien debemos construir el futuro a partir del pasado.
Carlos Ibarra Rebolledo
Director de Pedagogía Media en Historia y Geografía USS