La rápida expansión del Covid-19 ha sumido a muchos países en una severa crisis sanitaria, económica y social. El nuestro no es la excepción. Para contener el contagio y el colapso del sistema de salud se han tomado medidas drásticas como el confinamiento de las personas y limitación a buena parte de las actividades cotidianas. Casi trece millones de chilenos y chilenas se encuentran en cuarentena.
En una especie de relación inversa, mientras más dura el confinamiento obligatorio, algo necesario para frenar los contagios y muertes, la recesión económica aumenta y se agudiza. No debería ser así, pero ese es el dilema que tiene que sortear hoy en día el Gobierno: ¿salud o economía?
El hecho de que no se tomen medidas a tiempo para detener la expansión del virus puede ser devastador. Eso ya pasó en España, Estados Unidos, Brasil y México. Tan serio es el problema que en pocas semanas se registran más de 435 mil muertos y 8 millones de contagios a nivel global. Por lo mismo, el tema sanitario debe ser la prioridad.
El Covid-19, como se ha visto hasta ahora, se propaga a gran velocidad y termina sobrepasando la capacidad de los hospitales, como está ocurriendo actualmente en Santiago.
De ahí que, para que las cifras no se sigan disparando, se haya optado por la cuarentena en los dos mayores centros urbanos del país. Pero esto no erradica al virus sino únicamente reduce la velocidad del contagio. O sea, es una medida que busca retardar en el tiempo los contagios y permitir así que un mayor porcentaje de personas reciban atención médica.
El problema es que mientras más duran estas medidas, la economía se afecta más. Incluso en países como Estados Unidos, donde se están aplicando rescates y ayudas millonarias, el cierre de empresas y la pérdida de millones de empleos, es inminente.
En nuestro país, en varias ciudades y comunas se ha decretado el confinamiento obligatorio y luego se ha levantado de manera escalonada y progresiva. Cuarentena dinámica fue el nombre escogido por el exministro de Salud para esta medida que busca atenuar paulatinamente el rigor del confinamiento y permitir que las actividades económicas se vayan reactivando. En nuestro caso, se cumplieron 40 días desde que se levantó la cuarentena y su efecto, en términos del número de contagios, se está notando. Lo había advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS): “eliminar el confinamiento demasiado deprisa puede producir un rebrote mortal del covid-19”.
Hay que ser claros en decir que los casos están aumentando de modo significativo. Y aunque ello podría explicarse en razón de que el virus circula entre una comunidad cada vez más expuesta y también a que se estarían aplicando más pruebas, hay que asumir que se puede dar un repunte de contagios. Es una línea muy delgada la que divide el acierto del fracaso, y por lo mismo la decisión de reponer la cuarentena en Chillán debe estar debidamente fundada en argumentos científicos, en estadística confiable y ser transparentada a la ciudadanía.