Señor Director:
El dato es lamentable, 327 establecimientos educacionales entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía han tenido que afrontar reparaciones, habilitación de espacios e incluso su reubicación, debido a las lluvias e inundaciones de fines de junio recién pasado.
Sin embargo, esta triste realidad es una oportunidad que obliga a las instituciones responsables a repensar dónde debieran ubicarse y cómo debieran ser los ambientes físicos de aprendizaje de jardines, escuelas y liceos. La naturaleza mostró la fragilidad y lo precario que es la infraestructura educacional.
Frente a la realidad de los impactos del cambio climático en nuestros territorios, tales como la intensidad y frecuencia de los eventos meteorológicos, cabe plantear la necesidad de pensar tanto tipologías arquitectónicas educacionales, como la incorporación de soluciones basadas en la naturaleza que permitan el desarrollo de ciudades resilientes frente a estos eventos.
Se necesita planificar social y ambientalmente los territorios para ofrecer espacios seguros para el desarrollo de clases dentro y fuera del aula; también entender que el derecho a la educación es más que ir a la escuela, es habitar y convivir con el territorio. Es aprender de él.
Felipe Kong / Margarita Jans
Académicos UDP