Señor Director:
En Venezuela, hace varios días, el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Michael Fakhri, dijo que: “El programa de distribución de alimentos del gobierno, conocido como Cajas CLAP, era gestionado por algunas autoridades como una limosna caritativa que socava la dignidad humana de los receptores y se ha vuelto susceptible de clientelismo político y no aborda las causas profundas del hambre y la desnutrición en Venezuela”.
Por esto, el funcionario de la ONU fue expulsado del país. No es la primera vez que expertos de la ONU hacen severos reparos a este programa de asistencia social en Venezuela. Las “Cajas CLAP” (Comités locales de abastecimiento y producción) se crearon el 2016. En 2018, el Alto Comisionado de la ONU, también cuestionó los contenidos nutricionales de la caja de alimentos; ésta se entregaba como “herramientas de propaganda política y control social”. Las CLAP vienen con el retrato de Maduro y las consignas oficiales. Aunque es un programa social, con cierta frecuencia la entrega de la CLAP no es gratuita, hay que pagarla y muchas veces llega con meses de atraso. Así es vivir en Venezuela.
Derico Cofré Catril