Al menos un 70%-80% de las bocatomas de los ríos Ñuble, Chillán y Diguillín sufrieron daños por las crecidas en el contexto de las intensas precipitaciones que se registraron en la zona central del país.
En una conferencia de prensa conjunta, representantes de las juntas de vigilancia de los ríos Ñuble, Diguillín y Chillán revelaron estimaciones de los daños en canales que dejó el último sistema frontal, además de realizar un llamado a la autoridad a trabajar de manera conjunta y poner a disposición los recursos para subsanar los daños en infraestructura. Por otro lado, expusieron argumentos a favor de los embalses y reiteraron el llamado al Gobierno a materializar este tipo de obras en la zona para regular las crecidas.
Fernando Rueda, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble; Héctor Jaque, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Chillán y Francisco Saldías, juez de aguas de la Junta de Vigilancia del Río Diguillín, explicaron que se está levantado información de los daños, así como su valorización, de manera de abordar su reparación antes de la próxima temporada de riego.
Rol de los embalses
“Hoy, la mayoría de los canales están afectados de manera directa o indirecta. Estamos en etapa de evaluación de los daños en términos económicos y preliminarmente, el 80% de nuestras bocatomas presenta daños, sobre todo, en sus sistemas electrónicos, ya que fueron sobrepasadas por el agua”, expuso Rueda.
Según expuso el directivo de la agrupación que reúne a más de 5.000 agricultores, en San Fabián, sector aportante del río Ñuble, se registraron más de 500 milímetros de agua caída en los cinco días de lluvias (a partir del 21 junio), mientras que la isoterma cero (altura sobre la cual precipita nieve) superó los 3.000 metros, es decir, dejó nula acumulación de nieve en la cordillera e incluso arrastró la que ya había.
“De acuerdo con el registro de la estación DGA, si sumáramos el caudal transitado por el río estos cinco días, tenemos un volumen escurrido superior a los 520 millones de metros cúbicos. Dado que el proyecto embalse La Punilla tiene una capacidad de 540 millones de metros cúbicos, eso significa que esta crecida se hubiese podido absorber completamente, es decir, se aseguraba el resguardo del caudal ecológico, una reserva de consumo humano hubiera sido regulada, sin daños en bocatomas ni en instalaciones ni en poblaciones”, sentenció Rueda.
“Hacemos un llamado a trabajar en conjunto con la autoridad, para tomar las medidas necesarias para subsanar los daños de esta emergencia, además de las que vendrán, porque cada vez, con el cambio climático, esto va a seguir ocurriendo”, finalizó el presidente de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble.
Destrucción de infraestructura
Héctor Jaque, por su parte, explicó que este evento provocó mucha destrucción en la infraestructura de los canales, particularmente porque el río Chillán, a diferencia del Ñuble, tiene una pendiente de 30 grados, lo que provoca que la crecida sea mayor.
“Antes del evento llevábamos, más o menos 200 cubos por segundo, y si hubiese habido un embalse, se habría acotado el daño causado. Estamos analizando y cuantificando los daños en bocatomas y muchas propiedades anegadas, como el complejo Las Mariposas, en Pinto el sector El Ciprés, lo mismo en Estación Pinto y Los Barriales. Estimamos que, al menos, un 80% de las bocatomas fueron afectadas. Además, y muy grave, el río se llevó tierra fértil y eso es imposible de recuperar”, aseguró.
Jaque precisó que “la mayoría de los daños son desde el puente Pinto para abajo, en estos momentos andan los repartidores de agua verificando daños y cuantificar, pero es difícil, porque hay que reconstruir bocatomas y canales; pronto se nos acerca la temporada de riego y esperamos que la autoridad nos apoye en la recuperación y habilitación de estas bocatomas dañadas por el temporal”.
Extracción ilegal de áridos
Según comentó Francisco Saldías, la cantidad de agua caída, sumada a la elevada isoterma, derritió la nieve caída en la cordillera que alimenta el caudal y arrastró sedimento hacia el río, provocando serias inundaciones.
Reveló que entre el 21 y el 25 de junio se registraron 555,1 milímetros de agua caída en la estación San Lorenzo (comuna de El Carmen), en el río Diguillín.
“Quiero hacer un llamado, como región tenemos un compromiso. Hemos visto, y ayer (martes) le enviamos un informe a las autoridades regionales, ya que en los puntos donde se provocaron más daños, se habían cometido ilegalidades al interior del río por extracción ilegal de áridos. Se enviaron las resoluciones ejecutoriadas de la DGA, que pasan a ser letra muerta, porque no cumplen con lo que indica la DGA (…) sería un gran avance que nos coordináramos con las autoridades para hacer cumplir estas resoluciones”, indicó.
El dirigente de los regantes del Diguillín estimó que, al menos, un 70% de las bocatomas sufrieron daños.
Saldías, quien destacó el anuncio del ministro de Agricultura de construir el Embalse Zapallar, sostuvo que “los embalses son muy importantes, sea el modelo de financiamiento que sea, porque es la única alternativa que en la región de Ñuble tenga una garantía hídrica no solo para riego, sino que también para consumo humano”.