Señor Director:
Luego de ver la propuesta de reforma previsional presentada por el Gobierno, no puedo evitar recordar aquella frase que repetía mi profesor de economía hace muchos años, cuando estudiaba en la universidad: “es fácil ser solidario con la plata ajena”.
Es peligroso cuando se trata de imponer a las personas, contra su voluntad, una solidaridad mal entendida, con mayor razón si no existe ninguna garantía real de que dichos recursos serán bien gestionados, rentabilizados y distribuidos.
Víctor Salamanca