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Señor Director:
Ya llevamos prácticamente dos años con el actual gobierno del Presidente Gabriel Boric, y también llevamos más de un año en la discusión de la reforma al sistema de pensiones que inició formalmente un tiempo después del plebiscito de salida de 2022. Y el foco de atención lo tiene un punto técnicamente secundario, pero políticamente fundamental, el cual corresponde al destino de la cotización adicional, que viene a sumarse al 10% actual que cotiza cada trabajador mensualmente para su futura pensión.
La reforma ha sufrido varios cambios respecto al porcentaje de la cotización adicional (un 6%), desde la existencia de las “Cuentas Nocionales”, un tipo de reparto que inscribe las cotizaciones para efectos contables pero que para efectos prácticos las destina a un fondo común que va entregando pensiones a los actuales/nuevos jubilados, hasta la idea de dividir ese 6% en “3 y 3” como en el proyecto del pasado gobierno del ex Presidente Sebastián Piñera, destinando un 3% a cuentas individuales y el otro 3% al Seguro Social.
Sin embargo, y tal como lo describe el economista UC y presidente de la última Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones 2014-2015, David Bravo, el diagnóstico de las bajas pensiones sigue siendo el mismo e incluso peor producto de los retiros de fondos previsionales, el escenario base cambió de forma considerable debido a la implementación de la PGU. Y esto ocurre porque la PGU equivale, de acuerdo con el documento de Horizontal de agosto de 2023, a 3-4 puntos de cotización extra, lo que quiere cubrir la propuesta de Gobierno para la solidaridad intergeneracional, es decir, para los actuales jubilados.
Lo anterior hace innecesario que parte del 6% adicional vaya a cubrir esa solidaridad en particular, y hace óptimo que todo se destine a capitalización individual si se le quiere dar viabilidad técnica a la reforma. Y si se le quiere dar viabilidad política, hay que analizar la opción de que 1,8% – 2% vaya a solidaridad intrageneracional, es decir, desde los cotizantes de mayores ingresos hacia aquellos de menores ingresos, y otro porcentaje a un seguro de longevidad si se demuestra ser viable al largo plazo.
Felipe de la Fuente Benítez
Economía con Pipe