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Señor Director:
Por su intermedio nos dirigimos a los “políticos de buena voluntad” que de corazón quieren desatar el nudo ciego ideológico y fanático que impide mejorar las pensiones de nuestros abuelos e incluso de aquellos desafortunados con sueldos bajos. Basta con legalizar la coexistencia de un sistema solidario de reparto con el actual, pero garantizando a todo evento la libertad de elección y propiedad privada.
Existen diversas fórmulas técnicas para materializar esta iniciativa. Un ejemplo consistiría en que cada vez que se contrata a un trabajador, ya sea en área privada o pública, se debería consultar si autoriza por un determinado tiempo el descuento voluntario de un porcentaje x para destinarlo al reparto. Para evitar que ese aporte -que ahora de verdad es solidario- sea usado para otros fines, debe fomentarse por ley la creación de administradores de estos fondos. Incluso, podrían postular las cajas de compensación, mutuales y otras instituciones similares.
Recordamos que hace tiempo millares de chilenos donan de manera sistemática, motivados por solidaridad real, a prestigiadas entidades como la Teletón, Coaniquem, Hogar de Cristo y Bomberos. Políticos, legisladores, académicos y autoridades deberían examinar esta propuesta e incluso establecer un incentivo tanto a los trabajadores contratados como cotizantes voluntarios, para sumarse a este proyecto. Posiblemente que sus detractores serán los activistas de siempre.
Samuel Comte Jeria
Arturo Castillo Vicencio
Fernando Mercado Larrañaga