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Señor Director:
El sector de las telecomunicaciones evoluciona con mucha mayor rapidez con la que lo hace el marco normativo e
institucional que rige el sector: una Ley de Telecomunicaciones del año 1982 que se va parcheando y una Subsecretaría
de Telecomunicaciones (Subtel) creada en 1977.
Por eso es muy buena noticia que la Subtel haya terminado el año iniciando el proceso para modificar el modelo
autorizatorio del sector de las telecomunicaciones, cuya última actualización es de hace 30 años. Dicho de forma menos
refinada pero acorde con los términos de moda: llegó la reforma a la “permisología” en las telecomunicaciones. Además,
resulta positivo que este proceso se acompañe con mecanismos de participación ciudadana como la consulta pública
desarrollada durante el mes de diciembre, que permitió a las personas interesadas hacer comentarios y aportes.
Sin embargo, esta necesaria revisión normativa resulta insuficiente para un sector cada vez más complejo, que requiere
de una modernización institucional como la que han realizado, con mayor o menor acierto, otros países de la región,
que consistió en la creación de autoridades de carácter autónomo con mayores recursos y capacidad de actuación.
En Chile se inició ese camino en 2011 con un proyecto de ley para crear la Superintendencia de Telecomunicaciones
que fue abandonado. La reforma a la Ley de Telecomunicaciones es una oportunidad para retomar la modernización
institucional pendiente. Más vale tarde que nunca.
Javier García
Académico Universidad de Las Américas