Señor Director:
Almorzó con su familia, se río, conversó y luego dijo voy a dormir una siesta. Pasó más del tiempo normal, lo fueron a ver y estaba dormido con su sonrisa característica, pero esta vez, para siempre.
Se fue tal como ocurrió su vida: apacible y serena, haciendo suyo el sabio aserto que el bien no hace ruido y el ruido no hace bien.
En su ser no había espacio para la vanidad. Se fue como siempre, llegó a todas partes, echó en un bolso todos los reconocimientos que recibió en vida y se fue sin aspavientos, sencillo y en calma.
Siempre tuvo una palabra de elogio para quienes solicitaban su opinión. Cuantos fuimos beneficiados y enaltecidos, en los medios de comunicación o en un prólogo, por sus palabras elogiosas que siempre sabían encontrar algo meritorio en el trabajo artístico o literario de los demás. Cuantos recibimos un consejo, una palabra de aliento, una felicitación.
Tolerancia es la palabra que enseñó con su vida, el respeto hacia las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de los demás, tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas.
Gracias querido maestro y amigo Carlos René Ibacache por tu legado. Nos sentimos honrados de formar parte de tus cercanos y de haber sido nuestro presidente honorario. Hoy se cumple un año de esa siesta infinita.
María Eugenia Uribe Juan Pablo Garrido Corporación Cultural Ñuble 21