El flujo constante de personas en los locales de votación durante la jornada de ayer hacía prever una alta participación en la elección de consejeros constitucionales, incidida en gran medida por el voto obligatorio, pero pocos se imaginaron que más de dos millones 119 mil chilenos votarían nulo (62.380 en la Región de Ñuble), un récord histórico.
A nivel nacional, votaron más de 12 millones 858 mil personas y en Ñuble lo hicieron 387.440, convirtiéndose en el segundo proceso eleccionario con mayor votación en la historia, después del plebiscito del año pasado, que convocó poco más de 13 millones.
La participación electoral registró ayer un 84,87%, un guarismo que fue destacado positivamente por analistas locales, pese a que no igualó el 85,8% del plebiscito de salida de septiembre pasado, cuando también operó el voto obligatorio. Asimismo, se contabilizó un 16,98% de votos nulos y un 4,55% de votos blancos, superando ampliamente el 1,54% de nulos y 0,59% de blancos que hubo en el plebiscito de salida en 2022.
En la misma línea, la Región de Ñuble alcanzó una participación de 88,6%, muy cerca del 88,9% del plebiscito del año pasado; mientras que exhibió un 16,21% de votos nulos y 4,32% de blancos, números muy superiores al 1,30% de nulos y 0,56% de blancos de la elección del 4 de septiembre.
Según los analistas, la alta participación era previsible, dada la obligatoriedad del voto, aunque reconocieron que este proceso generó menos interés en la población, debido, en parte, al desconocimiento, pero también al hastío frente al proceso constitucional y la clase política en general, lo que precisamente se expresó en el valor récord alcanzado por los votos nulos, que también representan un voto de castigo a la actual administración por el manejo de ciertos temas, como el complejo panorama económico con alta inflación y alto desempleo; o la crisis de seguridad que enfrenta el país.
En el análisis por comunas, destacaron las altas tasas de participación que se registraron en Chillán Viejo (92,21%), Coihueco (92,05%), San Ignacio (90,59%) y San Nicolás (90,39%). En el otro extremo, los números más bajos se observaron en Ninhue (82,47%) y San Fabián (85,62%).
Voto de castigo
El asesor y analista Rodrigo Landa manifestó que se esperaba que la participación “iba a ser menor que en el plebiscito de septiembre, pero no tanto menor. Una, por la obligatoriedad del voto y otra, porque había también un clima o un contexto político bastante adverso al gobierno. Entonces, indudablemente, hay mucha gente que también usa la elección para juzgar la gestión del gobierno y así resultó, con el resultado del Partido Republicano que superó con creces todas las expectativas”.
Respecto al voto nulo, Landa sostuvo que “siempre tiene dos interpretaciones o dos causas. Una, es que las personas atrás del voto nulo manifiestan rechazos, reparos, críticas o cierta desesperanza, o cierto ánimo negativo respecto a la situación política que vive el país. Entonces, mucha gente vota nulo para que, a través de esa manifestación, se exprese su rechazo a lo que está pasando, y me refiero a las familias en su diario vivir. Y la segunda causa, que también tiene que ver con el voto nulo, es la desinformación. Cuando nosotros tenemos una elección, por ejemplo, acá en Ñuble, con 18 candidatos, que de los 18 candidatos la verdad es que la gran mayoría no eran conocidos, yo te diría que el 90% nunca había participado en una elección, es indudable que las personas ante esa cantidad de candidatos y además, desconocidos, eso también te lleva al final a anular si no tienes claridad respecto de por quién votar”.
Según Rodrigo Landa, el desinterés ciudadano no es consecuencia de un solo factor. “Uno de ellos es la gestión del gobierno, que ha obligado a cambiar el eje de la discusión desde temas Constitucionales a materias propias de la política pública. Es más difícil convencer cuando el desempleo se empina cerca del 9% a nivel nacional, o cuando la inseguridad ha estado marcando la agenda. Otro factor es lo que los expertos han denominado el “desgaste electoral”, luego de haber sorteado distintas elecciones en los dos últimos años. Y al no tener al frente una elección de carácter binaria como lo fue el último Plebiscito, con candidatos que tuvieron poco tiempo para darse a conocer, se genera un clima propicio para el desinterés, la desinformación o, derechamente, desesperanza”, sostuvo.
El rol del voto obligatorio
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío-Bío, Álvaro Acuña, destacó que las cifras de participación fueron positivas. “Con los niveles de participación que venía marcando con voto voluntario, con las últimas elecciones de alcalde, de presidente, las cifras de participación son buenas, yo creo que rodeando el 80% es una muy buena cifra para la democracia, para este tipo de democracia, que es una democracia de voto”.
Acuña planteó que el voto obligatorio es la razón que explica esta alta cifra, “porque la información o el nivel de conocimiento de la gente con respecto a lo que se elegía era muy básico, con muy poca información, no hubo mucho interés por eso en comparación con el plebiscito de septiembre y con las otras elecciones de este mismo proceso constituyente. Por ejemplo, en la anterior, con un 85% de participación, la gente sabía que tenía que ir a aprobar o rechazar una constitución escrita, hubo un mayor protagonismo del sistema político en general, para poder informar sobre qué era lo que se elegía, entonces ahora mismo, este sistema político, mostró también un desgaste con respecto a lo de ahora, para el plebiscito de salida hubo mucha publicidad de ambos bandos, mucho trabajo, y ahora, en cambio, solamente se tornó a un marketing o promoción política, pero no hubo tampoco un gran movimiento de informar qué se estaba eligiendo. Entonces, la gente no sabía, la gente no sabía mucho los candidatos y la publicidad de los candidatos era muy básica también, no era con contenido. Yo creo que la alta participación se debió a que era obligatorio y la multa era alta y bueno, había que votar”.
Esa falta de conocimiento también permitiría explicar, en parte, el alto porcentaje de votos nulos, acotó el académico.
“Hay varias explicaciones, pero dos principales para el nulo: uno es manifestar su rechazo al sistema político, pero ese rechazo viene de octubre del 2019 y nunca se ha logrado un rechazo tan alto, entonces, yo creo que los nulos se explican más por el desconocimiento y el tener que ir a votar obligado. O sea, las emociones negativas que produce el tener que ir a votar, esa rabia hace votar nulo o rayar el voto como una expresión motora de la emoción, una emoción que es negativa hacia el sistema político o bien hacia la obligación de tener que ir a votar”, argumentó.
Acuña añadió que “por lo visto en las publicidades y también por el desprecio al sistema político, tampoco le puso tanto empeño a esta elección. A diferencia de las concentraciones que vimos el año pasado, ahora fue solo propaganda y a los mismos líderes de siempre, porque son los del partido político. Entonces, ahora la rabia era porque te obligaban a votar, entonces, lo que yo veo ahora es que la gente no tenía idea quiénes eran los candidatos, más encima los únicos que conocían eran dos antiguos políticos que eran lo mismo de siempre”.
Según el profesional, sin embargo, en una elección de alcaldes no se hubiese registrado una tasa de nulos tan alta, lo que atribuyó a la mayor cercanía de ese tipo de comicios, pero también a un desgaste del proceso constituyente, que partió a fines de 2019, que va produciendo un hastío en un importante número de ciudadanos.
En ese sentido, Acuña postuló que este nivel récord de votos nulos no se debiera repetir en las próximas elecciones.