Reconocimiento al cuidado: más de 52 mil personas podrían beneficiarse en Ñuble

El proyecto de ley que reconoce el derecho al cuidado y crea el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados quedó a un paso de convertirse en ley, tras el acuerdo alcanzado en la Comisión Mixta que resolvió las últimas divergencias de su tramitación legislativa.
Se trata de una iniciativa largamente esperada, que busca enfrentar de manera estructural la crisis de los cuidados en Chile y que tendrá un impacto directo en regiones como Ñuble, donde miles de personas ejercen esta labor de forma invisibilizada y mayoritariamente no remunerada.
La Comisión Mixta repuso dos disposiciones clave que no habían alcanzado el quórum necesario en su tercer trámite: la función de supervisión de la Secretaría de Apoyos y Cuidados sobre los servicios y programas del sistema, y la creación del Comité Interministerial de Desarrollo Social, Familia y Cuidados.
Durante la sesión, presidida por la senadora Fabiola Campillai, se enfatizó transversalmente la urgencia de despachar el proyecto, con miras a que pueda convertirse en ley durante enero de 2026, una vez que el informe sea ratificado por la Cámara de Diputadas y Diputados y el Senado.
Impacto en Ñuble
En la Región de Ñuble, las cifras dimensionan la magnitud del desafío. Según el Registro Social de Hogares, existen 9.194 personas cuidadoras registradas, pero el universo potencial alcanza a 52.383 personas que ejercen tareas de cuidado. A ello se suman 26.683 personas que requieren cuidados por dependencia leve, moderada o severa, lo que evidencia una demanda creciente que hasta ahora ha recaído principalmente en las familias, y especialmente en las mujeres.
La seremi de la Mujer y Equidad de Género, Constanza Sánchez, destacó el avance del proyecto, recalcando que “esta iniciativa reconoce por primera vez el derecho al cuidado y da respuesta a las urgencias de las más de 9 mil cuidadoras y cuidadores de la Región de Ñuble, en su mayoría mujeres que han sostenido esta labor durante años sin el apoyo necesario”. Añadió que el sistema promueve la corresponsabilidad social y de género, sin reemplazar el rol de las familias.
Desde el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, la subsecretaria Francisca Gallegos destacó que el proyecto Chile Cuida tiene tres propósitos centrales: reconocer el derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado; ordenar los servicios y programas sociales vinculados al cuidado; y consolidar una red de atención domiciliaria a nivel nacional.
“Para Ñuble, la promulgación de esta ley significará que la red local de apoyos y cuidados llegue a las veintiún comunas de la región, permitiendo sumar progresivamente otros programas según las necesidades concretas de cuidadoras y personas dependientes”, afirmó.
En la misma línea, la seremi de Desarrollo Social, Marta Carvajal, planteó que el sistema “viene para quedarse” y permitirá dar continuidad a una política pública largamente esperada.
“El 89% de las cuidadoras registradas en la región son mujeres que cuidan hijos, padres o familiares, muchas veces en soledad. Este avance permitirá fortalecer la atención domiciliaria, el relevo de cuidadoras, la atención psicológica y la telemedicina”, afirmó, reiterando que hoy existen cerca más de 9 mil personas inscritas con credencial de cuidador en Ñuble.
En tanto, el senador Gustavo Sanhueza, integrante de la Comisión de la Mujer y Equidad de Género del Senado, afirmó que el país requería una política de cuidados acorde a los cambios demográficos y sociales.
“Ñuble cuenta con más de 50 mil mujeres cuidadoras, cuyo trabajo ha tenido impactos profundos en su salud y vida familiar. Esta ley comienza a saldar una deuda histórica, aunque exigirá mejorar gradualmente la oferta programática y la eficiencia del Estado”, aseveró.
Más allá de su impacto inmediato, el proyecto es considerado el gran legado de los Ministerios de la Mujer y la Equidad de Género y de Desarrollo Social de la actual administración, al instalar los cuidados como un cuarto pilar de la protección social y avanzar hacia un modelo más justo, corresponsable y con enfoque de derechos, especialmente relevante para una región con altos niveles de ruralidad y vulnerabilidad como Ñuble.