Los establecimientos educacionales municipales de Chillán registraron un incremento importante de estudiantes extranjeros provenientes en su mayoría de Latinoamérica, y en menor número de Asia, Europa y África.
“Hemos tenido un aumento importante, de alrededor de 550 y un poco más de alumnos migrantes de diferentes nacionalidades, principalmente venezolanos, peruanos, ecuatorianos y también de otras nacionalidades exóticas o países lejanos como Marruecos y Pakistán”, indicó Marco Aguilera, director del Departamento de Educación Municipal (Daem) de Chillán.
La diversidad cultural y la integración de los estudiantes ha permitido enriquecer el sistema educativo.
“Tenemos una diversidad cultural entre nuestros alumnos que enriquece nuestro sistema educativo. Creo que con la integración de estas culturas que cada uno de estos alumnos trae de sus países natales hace que nuestra cultura se enriquezca, sea más diversa y tolerante, por tanto, como sistema educativo recibimos tanto a los alumnos nacionales como de otras nacionalidades y les damos el mismo trato y lo apreciamos porque precisamente eso genera valores latinoamericanistas en nuestro sistema educativo y eso nos enriquece”, agregó.
Uno de esos estudiantes extranjeros es Mohamed Ali Serrakh, de 39 años, quien recientemente se licenció de cuarto medio en la Escuela Ramón Vinay. Hace seis años dejó su país natal, Marruecos, para sentar raíces en Chillán y hacer una nueva vida junto a su esposa.
“Mi esposa es chilena, trabaja como profesora de inglés y nos conocimos por internet. Ella viajó de Chillán a Marruecos en enero de 2015 para vernos, pero ya nos conocíamos más o menos desde dos años antes solo por internet, después ella volvió a Chile. En julio de 2015 volvió a Marruecos para casarnos y validar nuestro matrimonio en la Embajada de Chile y en septiembre de 2015 llegamos a Chillán. Ya tenemos dos hijos de 5 y 2 años de edad”, destacó.
Mohamed se graduó en la Universidad de Marruecos como contador general, profesión que ejerció aproximadamente por 10 años. Al llegar a Chillán pensó en la posibilidad de conseguir un trabajo relacionado con su oficio, pero la realidad fue otra.
“Traje mi título a Chile y no sabía que debía validar mi título en mi país de origen en el Ministerio del Exterior, entonces la única forma para ejercer mi carrera es volver a estudiar aquí en Chile. Este año decidí estudiar en la Escuela Ramón Vinay para validar mi tercero y cuarto medio, y salió todo bien gracias a Dios”, explicó.
Estudió bajo el sistema educativo para adultos en horario vespertino. Las clases online a raíz de la pandemia no fueron complejas, al contrario, era el modo de estudio que más le convenía, ya que trabaja todos los días hasta las 18:00 horas en una bodega como ayudante de administración. Al llegar a su hogar se conectaba a las clases de 19:00 a 22:00 horas. “Me fue súper bien, los profesores y colegas son gente amable. No tuve drama con la pandemia”, dijo.
El siguiente paso de Mohamed será iniciar sus estudios en marzo del próximo año en el Instituto Virginio Gómez para titularse como contador auditor y lograr el anhelado sueño de ejercer la profesión que lo apasiona.
“Todas las personas hacemos cosas que nos gustan, entonces, a mí me gusta mi carrera que hacía en Marruecos, donde trabajé como 10 años en una compañía de seguridad, entonces, si yo ya tengo las bases, porque la contabilidad no son solamente los números, la contabilidad son leyes laborales, entonces, por eso debo volver a estudiar para saber las leyes laborales chilenas, las leyes tributarias y muchas cosas que necesito saber para ejercer mi profesión. Esa es la única forma para trabajar aquí en Chile”, expresó.
Confesó que su esposa fue el principal motor que lo impulsó para comenzar a estudiar de nuevo. “Mi esposa me motivó para esto, para mejorar nuestras vidas, tengo motivos suficientes para estudiar”, indicó.
Recordó que cuando arribó a Chile su mayor dificultad fue la barrera del idioma, pues no hablaba ni entendía el español. “Cuando llegué a Chile no sabía nada de español, hablaba tres idiomas: francés, árabe e inglés. La única forma de hablar con mi esposa era en inglés, pero cada día fui aprendiendo más el español”, subrayó.
Prácticamente chileno
El año 2008 por primera vez el estudiante Azaan Shah pisó suelo chileno tras salir de Pakistán a la edad de 3 años. Con anterioridad, el año 2000, su padre ya había llegado a Chillán por razones laborales y en busca de un nuevo hogar para su familia. Ya estabilizado y viajando constantemente, entre Chile y Pakistán, decidió fijar domicilio en la capital regional junto a su esposa y sus cuatro hijos.
Azaan, quien reside en avenida Collín, realizó sus estudios de educación básica en el colegio Concepción y la Escuela México y actualmente fue promovido a cuarto medio en el Liceo Marta Brunet, tras vivir dos años de aprendizaje atravesados por la pandemia.
Para el adolescente, aprender de manera online los contenidos y estar distante de sus profesores no fue una experiencia fácil de sobrellevar, ya que acostumbraba con frecuencia analizar y conversar los temas de estudio junto a ellos. Sin embargo, el segundo semestre del año en curso tuvo la alternativa de asistir presencial, lo que le permitió mejorar su rendimiento.
“Aumentó un poco la dificultad, porque siempre he creído que presencialmente siempre se aprende mejor con los profesores conversando, se crea un ambiente en el cual se aprende mejor. Entonces, la pandemia impulsó las clases online y el distanciamiento, cuesta aprender así, sobre todo, para aquellos que no tienen conexión. Gracias a Dios nunca he tenido ese problema, pero pasar por eso debe ser complicado y yo cuando me conectaba me costaba a veces porque no entendía. De manera presencial siempre es más fácil. Yo soy mucho de conversar con los profesores, converso todo el rato con ellos”, comentó.
“Si se habla de tecnología no fue difícil, pero entender las clases de materias quizás cuesta un poco más, porque presencialmente entiendo mejor. Estar en una clase vía online quizás el profesor no se preocupa tanto por una persona o quizás porque estoy en la casa estoy más relajado y no me preocupo por la materia, temas o las guías, etc. Estando presencial es más exigente con el profesor al frente”, agregó.
De cara al próximo año escolar, Azzan espera que el establecimiento pueda realizar un refuerzo de los contenidos, ya que el 2022, en su caso, será un año clave para preparar la Prueba de Transición para la Admisión Universitaria.
“Lo que he hablado con los profesores, es que estamos muy atrasados en la materia, por el tema online no se ha estado pasando muy bien la materia, por eso sería bueno repasar ya que el próximo año si se da la PDT para entrar a la universidad es bueno tener claro lo que se va estudiar y entender bien los temas. No tengo algo seleccionado, pero tengo una opción, que es estudiar derecho, porque soy más humanista, entiendo mejor esos contenidos. Me gusta leer, comprender cosas”, sostuvo.
Finalmente, el joven valoró los esfuerzos de la comunidad educativa por integrar a los alumnos extranjeros, considerando la diversidad cultural que existe. “Se hace bien eso, ya que en el liceo hay un taller solo para extranjeros en el que se comparten ideas, culturas. De hecho se acepta muy bien a los extranjeros acá, entonces, creo que eso está muy bien logrado. Hay gente que se junta a conversar”, dijo.
Expresiones culturales
Carlos Eduardo Llovera Mogollón (12) es oriundo de Venezuela y llegó hace cuatro años a Chillán junto a sus padres en busca de mejores oportunidades, tras recomendaciones de otros compatriotas que ya habían elegido a la capital regional para vivir por ser una ciudad pequeña que facilita la integración.
Tiene 12 años y es alumno de la escuela Juan Madrid Azolas, donde pasó a séptimo básico con un promedio 6,5, tras pasar un periodo desafiante en medio de la pandemia.
“Fue como difícil y fácil, porque como ya yo usaba la “compu” me acostumbré más rápido, sobre todo, porque la plataforma es más fácil de usar y cuando volvimos a la presencialidad me costó menos. No me quedaron tantas dudas, porque entendía rápido y no es tan difícil. Soy más bueno para las matemáticas. Pude aprender más o menos, porque la verdad es que me gusta más presencial, me costó un poco de manera online porque la conexión a veces se caía, a los profesores a veces también. La red a veces no funcionaba”, recordó.
Por lo anterior, Carlos cree es necesario que el próximo año los alumnos tengan la posibilidad de repasar y reforzar los contenidos anteriores, sobre todo, aquellos niños que pasaron más tiempo de aprendizaje en el formato online.
En sus cuatro años como alumno regular del sistema municipal manifestó que se siente acogido e integrado a una comunidad educativa que le abrió las puertas para acceder a una educación integral, ya que, además de asistir a clases, Carlos participa en el taller de danza y juega en la Sub-12 de Ñublense.
“Poco a poco fui incluyéndome con los demás, la escuela me ha apoyado en ese sentido. He logrado formar muchas amistades. Además, asisto al taller de danza donde bailamos ritmos contemporáneos y hacemos coreografías y presentaciones en diferentes lugares como el Teatro Municipal”, destacó.
Además, comentó que en el establecimiento los estudiantes extranjeros tienen la oportunidad de dar a conocer su cultura y descubrir otras en instancias especiales que se han brindado para ellos.
“La escuela es inclusiva y apoya a todos los niños, en general. No importa su cultura, su raza, se respeta la interculturalidad. Existe una feria intercultural, en octubre, donde se reúnen todas las culturas para mostrar sus expresiones artísticas. Hay folclor y comidas de diferentes países”, detalló.
Texto: : Antonieta Meleán – Susana Núñez