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Recolectores de basura relatan riesgos y desafíos y llaman a la conciencia ciudadana

Desde el año 2022, cada 29 de julio se celebra en Chile el Día del Recolector de Residuos Domiciliarios. Una fecha que busca reconocer, visibilizar y dignificar la labor tan fundamental que hacen estos trabajadores para mantener limpias las ciudades.

Los recolectores de basura realizan un trabajo que no se detiene, muchas veces se hace bajo condiciones climáticas adversas, no importa si hay frío, calor o lluvia, ellos cumplen con un servicio vital para la comunidad.

En Chillán, la empresa Dimensión, con un promedio de 200 trabajadores, presta el servicio de recolección de residuos domiciliarios, además se encarga del barrido de calles, reciclaje y limpieza de microbasurales. En lo que va del año, han recolectado 45 mil toneladas de basura en la comuna.

En el área de recolección de residuos solo trabajan hombres, uno de ellos es Fernando San Juan Montesinos, de 44 años, quien desde hace siete meses se desempeña como recolector. Tras estar cesante por un largo periodo, decidió dedicarse al rubro, así como lo hicieron su padre y su hermano. “Anteriormente no tenía un trabajo fijo, hacía puros ‘pololitos’”, dice.

Confiesa que le gusta su trabajo, aunque eso implique que en ciertos sectores de la ciudad deba lidiar con situaciones que escapan de sus manos. “De repente sale gente mala nomás, sale gente con cuchillos y hacen tiras las bolsas, rompen todo, desparraman todo y sin ningún motivo porque nosotros solo estamos haciendo nuestro trabajo. Nosotros igual recogemos la basura y dejamos todo limpio. Eso pasa en la población Vicente Pérez y cuando ocurre no reclamamos ni decimos nada, los dejamos solos nomás”, indica.

Considera un riesgo cuando es acosado por los perros en las calles, situación que frecuentemente afecta en general a los recolectores de residuos domiciliarios.

Fernando destaca que en la actualidad aun existen personas que menosprecian al personal que va a bordo del camión del aseo. “De repente la gente nos mira mal, no hay que echar a todos en el mismo saco, hay gente buena y hay gente más o menos, pero creo que hay que tratar a todos con respeto. Esto hay que vivirlo con alegría”, expresa.

Afirma que en los tarros y bolsas que recoge a diario es común que contengan elementos cortantes o cortopunzantes como clavos, vidrios y latas que no se deben arrojar a la basura porque representan un riesgo de cortes en el cuerpo, pero lo que más le ha sorprendido es encontrarse con animales vivos que son abandonados por sus dueños.

“Ha pasado que botan a los perritos muertos. Yo he encontrado gatitos recién nacidos dentro de bolsas, y los meten entre medio de los sacos con basura, como para que nadie los vea. Yo he sacado cinco gatitos ya y se los paso a una señora que anda barriendo en los parquecitos, ella los cuida hasta que crezcan y los da en adopción”, relata.

Fernando es casado y padre de cuatro hijos, desde que decidió trabajar como recolector de basura cuenta con el apoyo de su familia.

“El Chico Humberto”

Más de 28 años tiene Humberto Muñoz Navarrete trabajando como apilador de residuos domiciliarios en Chillán. A sus 63 años mantiene intacta la pasión por su oficio, que le ha permitido conocer y entablar una buena relación con los vecinos de la ciudad.

“Al principio, no me gustaba la pega porque no toda la gente mira bien este trabajo, pero me vi en las circunstancias que tenía una familia que sacar adelante, y entré a trabajar ahí, pero una vez que entré me gustó, esta pega es buena y al final uno se adapta a todo. Hoy yo no cambiaría mi trabajo”, resalta Humberto, mejor conocido como “El Chico Humberto”.

Su jornada comienza bien temprano en la mañana para recorrer varios kilómetros apilando y organizando las bolsas de basura para que posteriormente sus compañeros los suban al camión. Es una tarea que exige agilidad y fuerza. “El día martes, jueves y sábado llego al Punto Verde temprano como a las 6.10 a 6.15 de la mañana, dejo mi mochila y me voy a amontonar porque parto cerca en La Castilla. El lunes, miércoles y viernes partimos en la Villa Toledo, la Villa Emmanuel, y ahí nos vamos todos en el camión, una vez que empezamos, yo parto corriendo adelante al tiro amontonando la basura de las casas”, explica.

A juicio del trabajador de la empresa Dimensión, las personas son cada vez más conscientes del tipo de objetos que desechan. Explicó que hay casos de vecinos que separan los vidrios del resto de los residuos y los identifican para que los recolectores puedan manipularlos con mayor cuidado y evitar cualquier tipo de herida.

Humberto sostiene que las mordeduras de perro y cortes con vidrios son los principales peligros a los que se enfrenta a diario el gremio. “El principal riesgo son los perros, lo que más ha habido es mordida de perros, y lo otro son cortes en las piernas porque de repente agarramos bolsas, se arrastran hasta el camión o si va uno corriendo hasta el camión y de repente se cortan”, dice, y agrega que es necesario retomar las campañas informativas y educativas para seguir generando conciencia sobre los elementos y tipo de basura que se considera como residuo domiciliario.

En cuanto a la importancia que se le da al trabajo de recolector de basura, asegura que de un tiempo para acá ha notado que las personas expresan mayor sensibilidad por este oficio.

“Años atrás yo podía decir que este trabajo no se valoraba, pero hoy día hay harta gente que nos valora, por ejemplo, en la Quilamapu y barrios altos hay harta gente que incluso me abraza a veces, en este trabajo uno anda a veces medio sucio, pero igual hay patronas que de repente me han abrazado y a mí me llega a dar hasta vergüenza a veces. Hay harta gente que nos estima mucho, incluso a veces cuando hace calor, hay personas que de repente salen con una botella de jugo o nos regalan una bebida. Aparte, como me premiaron, ahora soy más conocido, ahora una calle va a llevar mi nombre”, subraya.

El pasado mes de abril, el concejo municipal de Chillán aprobó de manera unánime la propuesta del alcalde Camilo Benavente de que la calle principal estructurante del proyecto inmobiliario Altos de Ñuble lleve el nombre de Humberto Muñoz Navarrete, como una manera de reconocer su trayectoria como recolector de basura. Fue el propio alcalde quien lo llamó por teléfono para darle la noticia.

“Eso fue algo tremendo, maravilloso, es algo que uno no espera, sinceramente a veces me cuesta creer que premien a un recolector cuando antes nadie nos miraba. Con mi compañera nos ponemos a hacer una lista y colocamos las calles que llevan nombre de personajes famosos, por ejemplo, Bernardo O’Higgins, Arturo Prat, y a lo último que aparezca mi nombre, Humberto Muñoz, recolector de basura, es algo tremendo. Mi familia está muy contenta, mis tres hijos, mis nietos, sobre todo, mi compañera”, resalta.

Humberto termina afirmando que ser recolector de basura “es un trabajo bueno, pero harto sacrificado, con lluvia o con calor, salimos igual a hacer el trabajo”.

“Falta más cultura”

Todos los días Marcelo Saldaña Aravena, de 43 años y padre de tres hijos, debe madrugar para viajar desde San Carlos hasta Chillán, donde trabaja como recolector de residuos domiciliarios. “Todos los días viajo en mi auto de San Carlos a Chillán, me levanto a las 5.00 de la mañana, me tomo un cafecito y como a las 5.30 me dirijo a Chillán, a mi trabajo. Cerca de las 7.00 AM salimos a terreno”, dice.

Recuerda que siempre tuvo curiosidad por conocer cómo era laborar como recolector de basura, hasta que un día una amistad le propuso incursionar en el oficio y ya acumula una trayectoria de 23 años en el rubro. “Era una experiencia que quería tener y me gustó el trabajo, por eso lo sigo haciendo, porque me encanta el trabajo de estar con la comunidad, de ayudar, de limpiar”, indica.

Además de los riesgos que significa viajar a diario por una carretera tan transitada como la Ruta 5 Sur, a veces conducir con lluvia o neblina, Marcelo también se enfrenta todos los días a los riesgos propios de la faena y ya ha sufrido dos cortes, uno en una pierna y otro en un brazo, causados por vidrios dentro de las bolsas de basura.

“Uno trata de decirle a las personas que separen la basura, o al menos identifiquen lo que es vidrio, latas (…) hasta las mismas jeringas las botan con todo el contenido y uno de repente agarra las bolsas, se corta, se entierra agujas. Hace tiempo me corté en la pierna, fue una herida de 15 puntos, hace como tres o cuatro meses tuve una en el brazo con un vidrio que habían dejado en bolsas”, señala Marcelo.

“De repente lo que hace falta es más cultura, porque a veces echan piedras, escombros, de todo, y uno tiene que ir aprendiendo los pesos. Uno le explica a la gente, cómo se deben botar los desechos, pero creo que falta más cultura e información en ese tema”, agrega.

Le llama la atención cuando los vecinos pretenden que los recolectores echen al camión sillones o colchones. “A veces se enojan porque no echamos en el camión esas cosas, pero se supone que nosotros hacemos recolección de basura domiciliaria, pero no, la gente bota todo lo que es palo, colchones, neumáticos, aceites de auto, todo revuelto”.

Marcelo afirma que la ciudadanía ha valorado más el oficio con el pasar del tiempo. “Cuando yo empecé las personas no valoraban nuestro trabajo, pero ahora sí, ahora la gente conversa con uno, o nos entregan una bebidita o un pancito y antes no pasaba eso. Ese cambio, se notó después de la pandemia, la gente empezó como a sensibilizar más con uno como trabajador y como persona”.

Un grato momento que le ha brindado su trabajo fue cuando la empresa Dimensión le entregó un diploma por ser buen compañero. “Yo no tenía idea de eso, fue una gran sorpresa y más porque me lo otorgaron mis compañeros de trabajo. Fue algo muy bonito, que me da más gusto de seguir trabajando en lo que hago, me recuerda que mi trabajo es algo que me gusta hacer, y también lo bonito de que los compañeros reconozcan lo que hace uno”, señala.

Su familia también le transmite apoyo y está orgullosa por la labor que realiza a diario. “Este es un trabajo lindo porque uno se levanta con la mente de ayudar a la comunidad, de limpiar la ciudad, y por eso creo que la gente debería reconocer más nuestro trabajo”.

Por último, Marcelo reitera un llamado a los vecinos de Chillán a que sean más responsables con sus desechos, y tomen las medidas necesarias para evitar o reducir en lo posible situaciones que pongan en peligro a los recolectores. “Que cuando la gente apile su basura le coloque si tienen jeringas o latas, porque de repente uno amarra una bolsa y la tira nomás y no sabe lo que tiene adentro. Que se informen y generen conciencia de que echen sus vidrios en cajitas e identifiquen su contenido, eso no cuesta nada. Y no mezclen la basura, porque a veces en el tarro, le echan mitad de escombros o mitad de pasto con tierra y la otra mitad basura y eso hace que pese demasiado el tarro. Nos provoca dolores en brazos, piernas, espalda y son las dolencias más comunes al levantar tarros pesados. Entonces, pido que sean más conscientes con este trabajo”, recalca.

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