En febrero de 2025, en el marco de la colocación de la primera piedra del parque eólico Chequenes, en Pemuco, el primero de la región, el entonces ministro de Energía, Diego Pardow, afirmaba que en junio se podrían reactivar las postergadas obras de ampliación de las líneas de transmisión eléctrica Charrúa-Chillán y Monterrico-Cocharcas, gracias a la promulgación de la Ley de Transición Energética, en diciembre de 2024.
Se trata de proyectos emblemáticos que dan cuenta del rezago de la infraestructura de transmisión eléctrica en la región, que son clave para Ñuble y que fueron decretadas en 2018 por la autoridad. Sin embargo, fallidas licitaciones y un contrato que no prosperó mantuvieron ambos proyectos detenidos, lo que ha frenado el desarrollo inversiones en la mayoría de las comunas.
La nueva ley permitió reajustar los valores de estas obras y reducir la burocracia para su ejecución, y aunque el exministro se equivocó en algunos meses en su cálculo, finalmente, en octubre de 2025 comenzó la ejecución de ambos proyectos por parte de CGE, propietaria de las líneas, y al mes siguientes se realizó una ceremonia de presentación de ambas obras.
La inversión considerada en los proyectos alcanzará a US$ 65,5 millones.
La importancia de estas líneas radica en que son una suerte de columna vertebral de la transmisión energética en la región. Charrúa-Chillán se extiende 56 kilómetros desde Cabrero a Chillán y alimenta a gran parte de la zona sur de la región y a la capital regional; en tanto, Monterrico-Cocharcas recorre 12 kilómetros entre Chillán y San Carlos, constituyéndose en pieza clave de la red eléctrica en la Provincia de Punilla y parte de Itata.




