Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Reactivación de obras de transmisión

Ñuble es una región desconectada en más de un sentido. Durante siete años, su infraestructura eléctrica ha estado al margen de las necesidades reales de su crecimiento productivo. Esa desconexión le cerró la puerta a más de 1.300 proyectos de inversión y a miles de empleos que pudieron haber mitigado las duras cifras de desempleo que sigue anotando la región. Pero finalmente se abre una posibilidad de solución, ya que el miércoles la Comisión Nacional de Energía (CNE) aprobó la actualización de los valores de inversión para dos proyectos estratégicos de transmisión: Charrúa–Chillán y Monterrico–Cocharcas, que por años estuvieron en un limbo técnico y político.

Ambas iniciativas habían sido contempladas en el Plan de Expansión de la Transmisión de 2018, pero el contratista que se había adjudicado su ejecución las abandonó en 2022. Desde entonces, el Coordinador Eléctrico Nacional realizó licitaciones que terminaron desiertas, atrapadas entre precios referenciales desfasados y una inflación postpandémica que cambió todos los cálculos. Pero gracias a la Ley de Transición Energética impulsada por el Gobierno y promulgada en diciembre pasado, fue posible activar un mecanismo especial que permitió actualizar los valores y destrabar finalmente estos proyectos.

Que CGE Transmisión haya asumido directamente su ejecución es una señal positiva, pero más relevante aún es lo que esto representa para Ñuble: la posibilidad concreta de reforzar su sistema de transmisión, mejorar la confiabilidad del suministro y, lo más urgente, permitir que la inversión vuelva a fluir. Por falta de capacidad en la red, CGE y Copelec han debido rechazar más de 1.300 iniciativas de desarrollo: proyectos agrícolas, industriales, inmobiliarios y agroindustriales que simplemente no pudieron conectarse. De acuerdo con datos de Copelec, los 453 proyectos que la cooperativa debió rechazar representan US$ 250 millones en inversiones y 10 mil empleos.

El caso de la línea Charrúa–Chillán es emblemático. Su ampliación aumentará la capacidad de transporte desde los actuales 27 MVA a 90 MVA, con una inversión actualizada de US$ 44,6 millones. La ejecución tomará 36 meses y entraría en operación en el segundo semestre de 2028. En tanto, la línea Monterrico–Cocharcas, que refuerza el tramo entre San Carlos y la capital regional, pasará de una inversión inicial de US$ 2,2 millones a US$ 20,6 millones, aumentando su capacidad a 56 MVA, con un horizonte de puesta en marcha en 2027.

Hubo demora, hubo frustración. Pero también hubo persistencia. Corresponde reconocer el trabajo articulador del Gobierno Regional, el rol técnico de la CNE, la voluntad del Congreso al aprobar la nueva ley, y también, con claridad, la voz de los gremios y empresas locales que levantaron este problema cuando pocos lo querían oír. Desde 2018, muchos insistieron, golpearon puertas, resistieron reveses, y no abandonaron la causa de una mejor infraestructura energética para Ñuble. Como este diario, que no soltó el tema y lo mantuvo vivo a través de reportajes, entrevistas y columnas, con la convicción de que sin energía no hay desarrollo posible.

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados