La delicada situación que se vive en Chillán por la propagación de coronavirus exige que las decisiones que aquí se adopten estén dotadas de mucha claridad conceptual, tanto en la reacción como en la anticipación.
Esto a propósito del cerco sanitario que se impuso en la ciudad y que hace exactamente una semana, desde estas páginas, leíamos que era el clamor popular y el reclamo de los alcaldes.
Severas restricciones al libre tránsito en Chillán y Chillán Viejo para frenar los contagios de Covid-19 era la consigna. Y no se equivocaban. La barrera sanitaria es una buena medida, sin embargo, la exclusión de importantes sectores rurales de la comuna, algunos altamente poblados, la ha hecho objeto de críticas de los mismos que pidieron su aplicación. Y tendrían razón. No parece sensato que aproximadamente 7 mil personas que viven en la intercomuna queden aisladas, porque los cortes impuestos en el cordón sanitario no consideraron la división político-administrativa del territorio.
Ciertamente, la severidad con que se cumplen las medidas restrictivas en una emergencia sanitaria es factor clave para su éxito, pero bien haría la autoridad en revisar esta delicada situación que incluso dio pie para que ayer un grupo de vecinos y profesionales presentara un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Chillán, precisamente para extender los límites del cordón sanitario que los marginó.
En cuanto a la otra dimensión del análisis, la capacidad de anticipación que se espera de las autoridades y sus equipos de planificadores, en la edición de hoy el intendente Arrau despeja una incógnita fundamental, asociada a la respuesta del sistema de salud local. Fue un buen anuncio, en tiempos que escasean.
Sin embargo, persisten dudas que se acentúan en un escenario muy dinámico y dependiente de la velocidad de contagios que se vaya registrando en la Región. De hecho, sería conveniente que la Seremi de Salud explicitara por qué aquí no se aplica la Cuarentena que ayer se dispuso en varias comunas de Santiago, máxime si nuestra situación epidemiológica, con contagios comunitarios desatados, es evidentemente más grave que la que sufren en la capital.
Por último, conviene recordar que en caso de extremarse las medidas restrictivas, los alimentos y medicamentos, lo mismo que la provisión de dinero en cajeros automáticos, son ítems críticos que no pueden faltar. Mientras esas necesidades estén cubiertas, la población estará tranquila.