La dicotomía expresada en los últimos días entre el llamado del gobierno a retomar la normalidad y el escepticismo de los ciudadanos y los alcaldes en torno a la conveniencia de ello; ha sido abordada por varios expertos. Uno de ellos ha sido el rector de la U. Diego Portales y columnista, Carlos Peña, quien se ha mostrado partidario de la racionalidad, pues “Si nos dejamos llevar por las emociones, esto puede ser un desastre, el miedo siempre es un mal consejero”, afirmó.
A nivel local, la politóloga y académica de la UdeC, Jeanne Simon, no está de acuerdo con plantear una oposición entre la racionalidad y la emocionalidad, “Aunque es bastante común”, advirtió.
“La misma posición de Carlos Peña presenta varias contradicciones: por un lado, él plantea que el ser humano “Es pulsional, animal, profundamente egoísta”; y por el otro, plantea la racionalidad como la única solución. De esta manera, resalta la necesidad de contar con ‘técnicos’ que nos guíen para estar bien”, aseveró.
“El ejercicio de autoridad tiene que estar basado en conocimiento (racionalidad) pero debe ser empático (comprendiendo las experiencias y las emociones de las personas), incluyendo sus miedos y dando una sensación de una cierta seguridad dentro de un contexto de incertidumbre generado por nuestro desconocimiento sobre el Covid-19”, planteó.
En ese sentido, dijo, “La emocionalidad de los alcaldes es en realidad empatía con las experiencias y necesidades de los habitantes de sus comunas. Cada comuna tiene una realidad distinta, y se requiere adaptar las políticas a las realidades territoriales. La emocionalidad emerge cuando la ciudadanía percibe que las autoridades centrales ignoran las necesidades de sus territorios”.
Según Jeanne Simon, “Lo que necesitamos son autoridades empáticas, que nos ayuden a orientarnos bien en un nuevo contexto. No implica dar una sensación falsa de seguridad, sino ayudarnos a identificar las principales amenazas a nuestra salud y bienestar. También necesitamos autoridades que nos ayuden a visibilizar el camino para poder vivir en una situación alejada de la urgencia y de la incertidumbre”.
Manejo de la crisis
Para el sociólogo, Kevin Villegas, la distinción entre emocionalidad y racionalidad debería replantearse, ya que considera que los alcaldes también están intentando actuar desde lo racional.
“Es más, poseen un marco legal que los obliga a ello. Esa emocionalidad que muestran, considero que está más cerca de la necesidad, carencia y angustia”, advirtió.
Villegas destacó que la racionalidad y la emocionalidad siempre están presentes en el ser humano.
“Yo enfocaría este dilema más bien desde cómo se maneja la crisis, desde qué enfoque. Y allí la respuesta es un tanto obvia, dado que las acciones desplegadas por el actual gobierno son las que su inclinación ideológico-política le permite, esto es, actuar desde la lógica del empresariado y dando las facilidades para este grupo preferentemente, dado que entienden que son ellos quienes movilizan la economía”, sostuvo.
A su juicio, “Esto es un error y nos conducirá a vivir una crisis económica y social de mayores proporciones, dado que las medidas adoptadas no hacen más que precarizar aún más el empleo, fomentando la desprotección de los trabajadores”.
Según el sociólogo, “Lamentablemente, en una situación tan terrible como la pandemia actual, veremos en mayor grado las consecuencias de orientaciones políticas que tienden a mantener los privilegios v/s otras orientaciones que buscan cuidar más a las personas. Dicho de otro modo, la diferencia entre promover o facilitar la concentración de la riqueza v/s distribuir la riqueza y asegurar un piso mínimo de subsistencia. En el actual escenario nos encontramos con que los empresarios se están aprovechando de las facilidades otorgadas por el gobierno para dejar a miles de personas cesantes en estos duros momentos, cuestión que solo profundizará las desigualdades ya existentes”.
La solución más óptima, desde el punto de vista de Villegas, “Sería tener un gobierno que suba el piso mínimo de protección social, dado que uno de los sentimientos más urgentes en la mayoría de la población es el desamparo y la angustia, que claramente existen desde antes de la pandemia, y se relacionan con la desigualdad existente en nuestro país.
Claramente el panorama se ve complejo y nada auspicioso”, advirtió.
Comunicar, no informar
La experta en Marketing Político, Paulina Pinchart planteó que el gobierno no ha sido claro en su plan de trabajo.
“Yo entiendo que muchas cosas no se pueden decir porque son estratégicas, pero sí deben darse no solo a los alcaldes, sino a la comunidad, explicaciones respecto del porqué de las cosas, porque el ciudadano necesita saber por qué debe quedarse en la casa, por qué debe ir a trabajar, por qué debe ponerse mascarilla. Más allá si yo discrepo o no de lo que está haciendo el gobierno, el problema mayor radica en cómo lo están comunicando. Ha fallado el saber bajar los planes estratégicos u operativos”, aseveró.
Según la académica, “Comunicar no es poner las cámaras y hablar. El gobierno está informando, pero no está buscando comunicarse, y emocionalmente hay miedo en la gente. Cuando hay miedo, bajamos en nuestra escala de necesidades a las cosas más básicas, y quienes pueden satisfacerlas son los alcaldes. De ahí la importancia de involucrar a todos en los planes que se comunican”, manifestó.
