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Radios concentran el 95% del gasto de campaña de candidatos(as) a diputado(a) en Ñuble

En el distrito 19, que abarca toda la Región de Ñuble, la competencia electoral se libra principalmente en el dial.

Según los registros de propaganda declarados ante el Servicio Electoral (Servel), los candidatos(as) a diputado(a) han destinado cerca de $94,5 millones en publicidad, de los cuales $89,9 millones corresponden a contratación de espacios radiales, y apenas $4,5 millones a medios digitales.

La cifra ilustra una tendencia que se mantiene elección tras elección: en Ñuble, la radio conserva un peso preponderante como canal de comunicación política, mientras los medios digitales no logran alcanzar el protagonismo que exhiben en otras regiones del país. En tanto, la inversión en medios escritos es prácticamente inexistente.

La situación fue confirmada por fuentes del sector consultadas por La Discusión, quienes destacaron que la estructura territorial y sociocultural de Ñuble -marcada por comunas rurales y una fuerte identidad local- sigue favoreciendo la cercanía que ofrecen las radios comunitarias y regionales, en las que las cuñas, jingles y menciones de 30 segundos siguen siendo el formato preferido para llegar al electorado.

$179 millones en aportes: autofinanciamiento en alza

De acuerdo con los registros públicos del Servel, las campañas parlamentarias en Ñuble acumulan hasta la fecha $179.744.404 en aportes. De ese total, el 57% proviene de personas naturales ($102,7 millones) y el 43% restante ($76,9 millones) corresponde a aportes partidarios.

Los candidatos que lideran la recaudación son Cristóbal Martínez Ramírez (UDI), con $33 millones; Francisco Crisóstomo Llanos (PS), con $31,9 millones; y Carlos Chandía Alarcón (RN), con $22,3 millones. Los siguen Erick Solo de Zaldívar Garay, del FA ($19,3 millones) y Sara Concha Smith, del PSC ($12,7 millones).

El autofinanciamiento marca una tendencia consolidada: tanto Martínez como Crisóstomo aportaron $20 millones de sus propios recursos a sus respectivas campañas, mientras Chandía y Solo de Zaldívar también hicieron contribuciones personales superiores a los $10 millones.

Reparto de la “torta” en radios

Entre los medios locales, Radio Ñuble aparece como la gran ganadora del gasto electoral, concentrando $11,8 millones en contratos de propaganda, principalmente a través de frases radiales y menciones breves. El candidato Diego Sepúlveda Palma (REP) fue quien más invirtió en la emisora, superando los $2 millones en anuncios.

Le siguen otras radios de alcance regional y comunal, que entre todas concentran más del 90% del total invertido.

Los formatos más comunes son “frases diarias de 30 segundos” y “entrevistas” o menciones con nombre de candidato, una práctica regulada por el Servel que permite cuantificar los espacios utilizados.

Los medios digitales, en cambio, apenas reciben una fracción del gasto. Portales informativos y redes sociales locales figuran con montos menores, lo que contrasta con regiones como la Metropolitana o Biobío, donde el avisaje digital ha crecido de forma sostenida.

Los cinco que más gastan

El análisis de gasto en propaganda revela que cinco candidatos concentran más de la mitad del total invertido: Cristóbal Martínez Ramírez UDI), $11,4 millones; Jorge Sabag Villalobos (Ind.-DEM), $11 millones; César Riquelme Alarcón (PR), $10,6 millones; Francisco Crisóstomo Llanos (PS), $10,4 millones y rank Sauerbaum Muñoz (RN), $10,4 millones.

Todos ellos destinaron la mayor parte de sus recursos a radios locales, confirmando que el corazón mediático de la contienda parlamentaria en Ñuble late al ritmo de las cuñas y los jingles.

Casi nula presencia en prensa escrita

A diferencia de lo que ocurría hace una década, los medios escritos locales prácticamente han desaparecido de la pauta electoral. Pese a que La Discusión y algunos semanarios comunales mantienen presencia informativa, el gasto declarado en prensa escrita es marginal o inexistente, ya sea porque han migrado del papel hacia el formato digital, o porque por cuestiones editoriales no ofrecen espacios para propaganda política.

El fenómeno, según analistas locales, responde tanto a la digitalización del ecosistema informativo como al cierre o reconversión de medios tradicionales. Sin embargo, en Ñuble esta transición aún no se traduce en una expansión efectiva del avisaje digital, lo que refuerza el rol protagónico de las radios como principal canal de difusión política.

Cómo funciona la devolución por voto

El financiamiento de campañas en Chile contempla un mecanismo de reembolso estatal por voto obtenido, que busca compensar parte de los gastos declarados. Este año, el debate sobre el monto de esa devolución generó polémica durante la tramitación del Presupuesto 2026.

El Gobierno había propuesto reducir el pago por sufragio desde 0,04 UF ($1.579) a 0,026 UF ($1.026), argumentando razones de austeridad fiscal. Sin embargo, la medida fue rechazada en la Comisión Mixta de Presupuestos tras críticas transversales, especialmente de los incumbentes, quienes advirtieron que la campaña ya estaba en curso y con compromisos financieros asumidos.

De mantenerse el valor actual, cada candidato recibirá el equivalente a 0,04 UF por cada voto válido que obtenga, hasta un máximo proporcional al límite de gasto autorizado para su distrito.

De acuerdo a los límites de gasto electoral publicados por el Servicio Electoral a comienzos de año, en el distrito 19 de Ñuble, los candidatos(as) a diputado(a) pueden desembolsar hasta $284 millones.

Un mapa desigual de financiamiento y gasto

El retrato que dejan los registros del Servel es el de una campaña desigual: los recursos se concentran en pocos candidatos y el gasto se distribuye casi exclusivamente en radios. Aunque las redes sociales y los medios digitales han transformado la comunicación política en el resto del país, en Ñuble persiste una lógica tradicional, sustentada en la cercanía territorial y el poder de las voces locales.

A medida que se acerca el 16 de noviembre, la disputa parlamentaria en la región se juega tanto en las urnas como en el dial: una contienda que, más que verse, se escucha.

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