La Región de Ñuble superó la barrera de los 100 fallecidos por Covid-19. Específicamente al día de ayer son 105 las personas que han perdido la batalla contra la enfermedad en estos seis meses de pandemia.
Datos proporcionados por la Seremi de Salud establecen que hasta el 16 de septiembre, cuando se reportaban 97 decesos, el virus había cobrado la vida de 50 hombres y 47 mujeres.
Si se desglosa la información por rango etáreo, los adultos mayores son los más afectados, con 78 víctimas mortales, de las cuales 33 son sobre los 85 años. Mientras que entre los 35 y 59 años de edad murieron 19 personas, y la mayoría (10 víctimas) tenía entre 60 y 64 años.
De acuerdo a la comuna de residencia, gran parte de los decesos pertenecen a la ciudad de Chillán (33 muertes), seguida por San Carlos (11), Bulnes (10), San Ignacio (7), Coihueco (5) y Coelemu (5). Las comunas de Cobquecura, Pinto, Ránquil y San Fabián no registran decesos hasta el 16 de septiembre, según informó la cartera regional.
En los contagiados por SARS-CoV-2 las enfermedades de base y otras patologías significan un alto grado de complejidad que pone en peligro sus vidas, y puede gatillar un desenlace fatal. En Ñuble los decesos de pacientes Covid, hasta el 16 de septiembre, están asociados a una insuficiencia respiratoria aguda (28 muertes), neumonía Covid-19 (18), falla multiorgánica (14), shock séptico (9), paro cardiorrespiratorio (6), shock cardiogénico (4), infarto agudo miocardio (2) y el resto por causas como accidente cerebro vascular, enfermedad renal crónica terminal, taquicardia ventricular con SARS-CoV-2, muerte súbita, entre otras.
Respecto a la letalidad, el informe epidemiológico Nº51 del Minsal detalla que la Región de Ñuble registra una tasa de letalidad de 2%. El indicador es menor al promedio nacional, el cual se ubica en 3,3%, pero superior si se compara con la región de Biobío, que tiene una tasa de letalidad de 1,8%.
Adultos mayores
Pablo Navarrete Contreras, broncopulmonar intensivista, jefe técnico de la UCI Covid del Hospital de Chillán, sostiene que la mayor cantidad de pacientes que pierden la vida por el virus son en su gran mayoría adultos mayores que presentan enfermedades de base que terminan agravando su condición. Sin embargo, aclara, a nivel local la enfermedad también ha llevado a fase crítica a pacientes jóvenes.
“Hay dos mundos en el fondo. Los pacientes que ingresan y que se agravan, es bien difícil de predecir, hemos tenido pacientes de 20 hasta 34 años y a veces sin comorbilidades. Ahora bien, hay otro mundo de pacientes que fallecen finalmente, y en ese sentido, el promedio de edad, que es unos 68 años, en general, son pacientes con comorbilidades, hipertensos, diabéticos, sobre todo eso”, indicó.
“Los que se enferman más son ellos, pero en el fondo se enferman todos. Por eso, que las precauciones tanto para ellos como para todo el mundo. Son las medidas que dice el ministerio, lavarse las manos, tener distanciamiento social y si están enfermos consultar”, recuerda.
En la estadística de fallecidos, las patologías que mayor preponderancia tienen son la diabetes mellitus II y la obesidad, las cuales han influido en la condición grave de los enfermos Covid, que pese a los esfuerzos médicos, en algunos casos, terminan perdiendo la lucha con el virus.
En el caso de la primera tiene doble riesgo. Se sabe que el peligro de contraer la infección es mayor en las personas con diabetes y que la descompensación de la patología, que genera en estos pacientes, claramente aumenta la gravedad y la mortalidad de la enfermedad.
“En el fondo los diabéticos en parte tienen las defensas un poco más bajas y están un poco más predispuestos a tener infecciones. Su sistema inmunológico es un poco menos eficiente que el resto de la población y, por otro lado, en el fondo las terapias que usamos también les afecta un poco más, porque por ejemplo, lo que estamos usando ahora, es un poco más con corticoides y eso igual sobre la diabetes, es más difícil de manejar”, explica el médico.
A la fecha, la región sobrepasa los 100 muertos a causa del coronavirus, y la mayoría, de acuerdo a lo expuesto por el profesional, son personas con más de 65 años que ha ingresado en el último periodo a la red hospitalaria en una condición más grave que la observada al principio de la pandemia, lo que incide directamente en su pronóstico.
“Yo diría que pudiera ser que están consultando más tarde, por ende, están llegando un poco más grave en los últimos meses, comparado con los primeros meses de pandemia. En ese sentido, pudiera tener una relación, una causa-efecto clara. Creo que no va tanto por el lado del acceso, no es porque yo trabajo acá, sino porque lo he visto en el fondo en la Urgencia, en los consultorios y en hospitales periféricos, donde no han tenido tantos problemas para atender gente. Creo que va por el tema de educación y la gente también le ha ido perdiendo el miedo. Creo que es un tema de acostumbramiento de la gente, de darle menos importancia”, explica.
Frente a la pérdida de un paciente, el dolor no solo trasciende a su círculo cercano y al médico que no logra sacar adelante a un enfermo, sino todo a un equipo, sobre todo en el combate de una enfermedad difícil de predecir, con altos y bajos.
“Uno se afecta con todos los pacientes y de hecho, si a uno no le pasa esto, uno le tiene que llamar a la atención, porque no es normal que a uno no le afecte una pérdida de un paciente o una persona que no sea paciente. En ese sentido, da un poco de frustración, un poco de rabia e impotencia. Se hace mucho esfuerzo profesional, obviamente están todas esas emociones, pero al mismo tiempo uno sabe que tiene muchos otros pacientes y que hay que dedicarse a ellos. Desgraciadamente es una sensación de pena, que uno tiene que asumir, conversar y salir de ella, para poder seguir trabajando con los otros pacientes”, declara.
“A diferencia de otras unidades, trabajamos mucho en equipo y la parte médica no podría hacer nada sin el resto del equipo, enfermeras, técnicos, auxiliar, kinesiólogos, etc”, añade.
Búsqueda de responsabilidades
El 16 de junio se creó en Facebook la agrupación “Justicia para las víctimas de Covid-19 en Chile”, liderada por María Alejandra Silva García, quien perdió a su madre Rebeca García, de 63 años, tras contraer la enfermedad. La iniciativa tiene como fin determinar responsabilidades por las muertes provocadas por el virus, pues consideran que las políticas implementadas por el gobierno fueron tardías y erradas.
“Como familia consideramos que el gobierno de turno tiene responsabilidad por haber tomado medidas erráticas y de manera retrasada. Tomé como ejemplo otras situaciones en el extranjero, como en Italia, donde familiares presentaban querellas contra los respectivos gobiernos y decidí hacer el grupo en Facebook y se empezó a unir harta gente, hasta ahora llevamos cerca de 600 personas que se sienten tocadas con el tema o no tienen familiares fallecidos pero respaldan la iniciativa”, explica.
Recuerda que el dolor por la pérdida estuvo acompañado con sentimientos de rabia, impotencia e injusticia, pues asegura que tomaron los resguardos necesarios en su hogar para evitar el contagio, pero, el núcleo completo terminó infectado por una situación ajena.
“Mi mamá falleció el 25 de mayo por Covid, toda la familia se contagió, los cuatro integrantes que vivíamos en la casa más la persona que hace aseo. Creemos que su muerte se pudo haber evitado porque siempre fuimos súper cuidadosos en la casa, mi mamá tenía enfermedades de base y por eso me preocupé de armar una fortaleza en la casa para que estuviera súper resguardada. Ella tenía una hernia y nos vimos en la necesidad de ir a distintas clínicas y hospitales para ver el tema de su dolor, en ese recorrido fue cuando se contagió, y en ese tiempo la decisión del gobierno era esperar y no hacer ninguna cuarentena al principio”, comentó María Alejandra.
“Fue un momento terrible, mis padres estuvieron hospitalizados y cuando mi mamá falleció mi papá seguía hospitalizado. Tuvimos que vivir un funeral de corto tiempo, a mi mamá la cremamos y mi papá no pudo estar, entonces fue muy doloroso” agregó.
Como representante de “Justicia para las víctimas de Covid-19 en Chile” confía que tendrá resultados, y junto a otras 17 familias con casos similares, en su mayoría de la Región Metropolitana, presentará en los próximos días una querella penal por cuasidelito de homicidio y de denegación de auxilio por las familias de la personas fallecidas, por lo que está esperanzada.
“Lo que queremos es buscar principalmente responsabilidades por ahora contra Piñera, el ex ministro Mañalich, Paula Daza y Arturo Zúñiga, porque creemos que desde el primer momento se privilegió a la economía por sobre la vida de las personas, esa es mi teoría. Y eso queda claro en las declaraciones que ha hecho el gobierno, que además de equivocarse han dejado muchos registros audiovisuales en las noticias, donde por ejemplo el ministro Mañalich decía que no conocía la verdadera situación del país, o cuando Paula Daza invita a que nos tomemos un cafecito. Hay muchos registros que los abogados han ido recopilando y donde lamentablemente se deja en evidencia los errores que se han cometido en el proceso”, recalca.
De ser admisible la querella, señala que cada familia tendría que evaluar si interponer una demanda civil para buscar indemnizaciones del Estado, lo que María Alejandra asegura “no es mi objetivo por ahora”.
Sin tratamiento
Ante la seguidilla de muertes ingresadas a la estadística oficial en los últimos días, la seremi de Salud, Marta Bravo, fue consultada por La Discusión. “La pandemia no ha finalizado y desde esa perspectiva las cifras van a ir aumentando, no solo en nuestra región, también en el país y en el mundo entero. No olvidemos que desde el inicio advertimos que es una patología que no tiene tratamiento médico, no existe una vacuna y es potencialmente mortal”, responde.
Texto: Antonieta Meleán|Susana Núñez