Señor Director:
Con retraso, por fin pudo salir la revista Quinchamalí 27. Artes. Letras. Sociedad., Universidad del Biobío, Chillán.
Este proyecto editorial enfrenta sus tareas cuesta arriba, no para colmar sus páginas de excelentes textos y fotografías, donde nos falta espacio para dar cabida a múltiples colaboraciones, se trata del financiamiento. Los organismos oficiales suelen prometer y no cumplir compromisos. Aquí estamos con la entrega de un número que, con seguridad, competirá como el más contundente y hermoso.
Dedicado a la patria rural, mundo campesino, fundador de Chile. No por casualidad, a más de 50 años de intensa urbanización, el símbolo humano del chileno es el huaso, y el baile nacional, la cueca.
La revista ofrece excelentes ensayos sobre cultura campesina, fotografías, esculturas de personajes y eventos tan arraigados en ese mundo como el rodeo, fiestas religiosas, trillas y vendimias.
Como es el estilo de Quinchamalí, aborda a Chile como un todo, sin esa frontera que algunos quisieran instalar de lucha de clases, diversidades étnicas o de género. Por lo mismo se ofrecen entrevistas al ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, y al ex presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Cristián Allendes. La revista comienza mostrando a toda página la escultura La atajada, a un corralero que para muchos es la figura insigne de este juego histórico: Ramón Cardemil Moraga.
Parece oportuno destacar una crónica sobre Fernando Carrasco, músico popular y clásico, originario de Quirihue, que hoy es decano de la facultad de música de la Universidad de Chile y, como de folclore se trata, viene una estupenda crónica sobre el famoso “Guatón Loyola”.
Como siempre tenemos que agradecer la colaboración de muchos, pero esta vez, de manera especial, del abogado y agricultor de Linares Luis Valentín Ferrada, un verdadero sabio de la cultura campesina chilena, y amigo intenso de la revista Quinchamalí.
Alejandro Witker
Historiador