Señor Director:
Las políticas del gobierno y del Ministerio de Salud nos han llevado a que comencemos actuar muy individualmente: se privilegia todo lo referente a la economía. Pero, se ha dejado de lado lo más importante que es la sensibilidad y situación humana y personal de la gente, sus creencias y sus divinidades. No puedo entender que las calles, los mercados, los mall y grandes tiendas estén llenas de gente y las parroquias y capillas y templos cristianos estén cerrados y se les prohiba misas y reuniones religiosas, sabiendo que allí sí se respetarían las normas de salud.
Creo que los obispos, sacerdotes católicos y pastores evangélicos y de otras creencias, no están exigiendo lo que realmente necesita de manera urgente la sociedad. Deben exigir a las autoridades que permitan el culto. Debe haber una reflexión y una actitud valiente como los apóstoles.
Raúl Ferrada Varas