Con la llegada de la primavera, especies silvestres aumentan y es común que cada año en este periodo, animales como huiñas, quiques, zorros, pudúes o aves como lechuzas, chunchos, patos o cernícalos, comiencen a ser encontrados en zonas rurales o incluso en zonas urbanas, ya sea porque andan buscando alimento, presentan algún daño o porque se extraviaron de sus progenitores.
Otro de los factores que originan esta situación son los incendios de pastizales o forestales, que hacen que muchas de estas especies huyan y se presenten desorientados, con quemaduras o incluso con fallas multisistémicas.
Es por ello que expertos del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción, entregan consejos de cómo proceder en caso de encontrar alguna especie silvestre.
“Lo primero es constatar si el animal o ave está herido o no y chequear si es un neonato, joven o un adulto. En el caso de que sea un ave joven o adulta siempre lo recomendable es que su captura y su sujeción y traslado sea hecho por personas con conocimiento porque a pesar de que muchas de ellas son pequeñas y frágiles, tienen un pico(estuche córneo llamado ranfoteca) y también garras que pueden ser muy peligrosas para una persona que no tenga conocimiento a la hora de la captura”, explicó la directora del Centro de Rehabilitación, Dra. Paula Aravena, quien además agregó que el otro peligro que se corre es que presenten alguna enfermedad zoonótica, “es decir enfermedades que se pueden transmitir hacia las personas, así que lo más recomendable en caso de que haya un avistamiento de un ave en problemas, es que la persona de aviso a la autoridad, que es el Servicio Agrícola Ganadero, SAG”.
Por su parte, Juan Andrés Bustamante, Encargado Regional de Recursos Naturales Renovables del SAG, explicó que, ”la ciudadanía puede contribuir de manera importante con la protección de la fauna silvestre, dando aviso oportuno cuando encuentran especímenes en riesgo. De esta forma, el SAG puede atender la denuncia y coordinarse rápidamente para que el animal sea atendido a tiempo en el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre, si requiere estos cuidados. La fauna silvestre es fundamental para el equilibrio de los ecosistemas, así que todos tenemos responsabilidad en su protección”.
Polluelos
“Si lo que se encuentra es un polluelo que todavía no presenta plumas, vuela con dificultad o se ha caído del nido, lo primero es identificar si está en riesgo, si es que hay gatos o perros o si está en medio de una carretera, por ejemplo, o en un colegio con niños que puedan jugar con él. Lo segundo, es verificar si sus padres están cerca del lugar donde se encontró al polluelo y si es así, lo más recomendable es tomar una cajita, abierta en la parte superior y ponerlo en altura de modo que los padres puedan seguir alimentándolo hasta que pueda volar correctamente y subsistir por sí mismo. Ahora bien, si los padres no están cerca o nosotros tenemos antecedentes de que sus padres han muerto por alguna razón, entonces lo indicado es que el ave sea trasladada a un centro de rehabilitación más cercano”, precisó la Dra. Aravena.
Para el traslado siempre se aconseja el uso de guantes y mascarilla, poner al ave o animal en una caja de cartón cerrada, que tenga orificios que le permita la respiración y llevarlo al SAG o a un Centro de Rehabilitación. “Lo importante también en estos casos es las personas no intenten alimentar a los polluelos o los animales huérfanos porque su dieta es distinta a la de los humanos y mascotas, en vez de ayudar puede causarle la muerte, de ahí que lo primordial sea contactar a especialistas del SAG o del Centro de Rehabilitación más cercano, quienes lo guiarán respecto de qué hacer”.
Centro de Rehabilitación UdeC
Ubicado en dependencias de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Campus Chillán, este centro fue creado en el año 2004. Su funcionamiento responde a la coordinación multidisciplinaria de alumnos y profesionales de la carrera de Medicina Veterinaria, lo que permite realizar una intervención eficiente que implica la estabilización de la especie afectada y luego la intervención, cuidados intensivos y manejo pertinentes, de manera de poder recuperar y devolver a los animales al entorno natural.
“Hoy por ejemplo, tenemos 47 animales de 15 especies diferentes en nuestro Centro, donde el 67% son neonatos, es decir pequeños huérfanos, y hay que considerar que cada uno de ellos es cuidado y supervisado por tutores especialistas, pasando en promedio 120 días en el centro de rehabilitación, porque algunos tienen que mudar pluma, aprender a volar, aprender a cazar por sí solos, es decir, recuperarse física y mentalmente antes de ser liberada”, explica la Dra. Paula Aravena, quien también se refirió a los animales que allí atienden.
“Los mamíferos son aún más complejos en cuanto a los cuidados, porque deben ser amamantados por una “madre sustituta”, tarea que realizan responsablemente nuestros profesionales y estudiantes. Hay de darles fórmulas especiales de leche en una mamadera cada 3 o 4 horas hasta que tengan un mes y medio o dos meses, que es cuando tienen que empezar a comer. Posteriormente empieza el proceso de enseñanza a los animales a tomar conductas propias de cada especie. Por ejemplo, los zorros, quiques, huiñas, deben ir pasando a recintos cada vez más grandes y enriquecidos ambientalmente, ya deben empezar a probar sus estrategias de preparación o búsqueda de refugio, agua y comida, debiendo aprender a identificar rastros y cazar, entonces hay todo un proceso de guía con ellos hasta que logran independizarse y están listos para la vida en libertad. Todo este esfuerzo es importante y necesario porque cada individuo cuenta, todos son valiosos y cumplen un rol que mantiene el equilibrio en los ecosistemas”.
Las especies que resguarda el Centro son muy variadas, como huiñas, zorros, tucúquere, choroy, chuncho, lechuza, aguilucho común, quique, pato jergón, cernícalos, cisne de cuello negro, tiuques, tórtolas y hasta golondrinas.