Señor Director:
¿Qué es Chile? Nunca, desde la época de la consolidación de la independencia respecto del Imperio Español, se lo había cuestionado tanto. La tradición histórica dice que somos una nación mestiza, tanto étnica como culturalmente, compuesta por un elemento civilizatorio predominante: el hispánico, y otros elementos complementarios, provenientes fundamentalmente de los pueblos indígenas americanos, sin perjuicio de los aportes de la inmigración europea y próximo oriental que arribó desde fines del siglo XIX y principios del XX.
Es más, el elemento hispánico constituye en sí mismo un complejo entramado, documentado desde hace unos tres mil años: íberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, latinos, germanos y árabes dejaron su huella en Iberia.
La fusión de estos elementos definió nuestra identidad nacional y configuró nuestra integridad territorial, aunque para comprenderla en toda su profundidad, debemos atender las particularidades de cada zona, pues desde luego no es culturalmente homogéneo todo cuanto existe entre Arica y Magallanes. Siendo oriundo de la Araucanía, el territorio que más fiel y dolorosamente encarna el mestizaje y la pluralidad cultural que nos hace ser la nación que somos, soy especialmente sensible a esta necesidad.
Hoy, a instancia del indigenismo y en el contexto del proceso constituyente, se propone que Chile está compuesto por varias naciones (elevando a pueblos y etnias indígenas a dicha categoría), a semejanza del modelo boliviano. Discrepo. La imposición de este paradigma sería no sólo un error de concepto y visión, sino incluso un peligro para nuestra soberanía y existencia como país. Obviamente no uno de carácter inmediato o inminente, pero sí uno a largo plazo.
Juan Pablo Pinto Montero
Abogado, militante PS