Hace unos días se conoció el interés de una empresa china por hacerse cargo de la construcción del embalse La Punilla bajo el modelo de concesión, lo que es percibido por algunos como una esperanza de reactivar este anhelado y postergado proyecto clave para el desarrollo económico de Ñuble.
La Punilla es la principal iniciativa de infraestructura pública de la región, y pese a que fue entregada en concesión por el Ministerio de Obras Públicas a la empresa italiana Astaldi en 2016, aún no comienza su construcción.
Y es que este proyecto ha enfrentado numerosos traspiés y postergaciones, entre ellos, la deficiente implementación del plan de relocalización de las familias que residen en la zona y el controvertido desalojo en 2018, que trajo su abrupta interrupción por parte de la justicia.
Sin embargo, el principal escollo se debió al incumplimiento de las obligaciones contractuales de la concesionaria en el contexto de la crisis financiera que enfrentó su matriz, y que derivaron en una demanda de extinción de la concesión ante una comisión arbitral presentada por el MOP en septiembre de 2019.
Lamentablemente, y pese a que han transcurrido 15 meses desde aquella acción, la comisión aún no se pronuncia, debido a que el procedimiento está suspendido conforme a un régimen jurídico de excepción para los procesos judiciales por el impacto de la pandemia.
En el contexto de crisis hídrica que ha obligado a reducir la superficie de cultivos en el valle del río Ñuble, resulta difícil entender que mientras actividades económicas clave, como la agricultura y el comercio, no se han detenido, en que incluso la enseñanza se ha adaptado a sistemas telemáticos, este procedimiento siga estancado en la burocracia.
Por otra parte, los regantes, que serán los beneficiarios de este embalse, han planteado muchas veces la necesidad de mejorar los canales de comunicación con el MOP y la Dirección de Concesiones, que de manera centralizada y hermética maneja este proyecto, con los resultados que todos conocen. En ese sentido, también han solicitado designar a un delegado con presencia en la zona para agilizar el proyecto y recoger las inquietudes locales, así como también que en la toma de decisiones se considere a las autoridades locales del MOP, que en la práctica son meros espectadores.
Y si bien los planteamientos locales han sido escuchados por el nivel central, en la práctica las cosas se siguen haciendo de la misma forma, ejemplo de ello es que los regantes se enteraron por la prensa del interés de China Railway International Group por desarrollar el proyecto, un mes después de la reunión entre los ejecutivos de la firma estatal china con el subsecretario Cristóbal Leturia.
Es así como este año 2020 concluirá, al igual que el 2019, sin avances concretos, con un procedimiento de extinción de la concesión que sigue paralizado, con un rol pasivo de las autoridades locales, con el mismo centralismo y hermetismo del MOP en Santiago y sin una comunicación fluida con los regantes; en consecuencia, se mantiene la incertidumbre en torno a este proyecto clave para la región y cuya ejecución se sigue viendo lejana.