Señor Director:
El Editorial de su Diario analiza el embalse Punilla con ribetes de escándalo. El mayor escándalo, sin embargo, fue haberlo concesionado a la italiana Astaldi, empresa de conductas escandalosas conocidas en Chile y en el mundo, que poco importó, y no fueran consideradas por el Ministerio de Obras Públicas y por la directiva de los regantes del Río Ñuble, que manifestaron que era la empresa adecuada y los dejaba tranquilos, con la aceptación tácita de los regantes. Tranquilidad efímera, que nos tenga a todos intranquilos.
A su vez, el MOP toma la decisión de cambiar el modelo de negocio a uno sin hidroeléctrica, situación que también debió haber sido considerada en su momento, cuando el actual Ministro de Economía y dos veces subsecretario de Obras Públicas, Lucas Palacios, en febrero de 2014, declaraba que era un proyecto en escenario de “jaque mate”.
Todas esas desinteligencias se hubieran evitado, no haberlo concesionado a una empresa de conductas deshonestas que tenga hoy todo trabado, y que estemos en situación muy compleja, toda vez que Astaldi está pidiendo compensaciones millonarias como término de la concesión. Como dice el Editorial, “Punilla: historia sin fin.”
Alfredo Schmidt Vivanco