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Toneladas de escombros, residuos y desechos de todo tipo fue la escena con que se encontraron locatarios de la Feria Persa San Rafael una vez que el lugar fuera entregado oficialmente por la antigua directiva que dirigió los destinos del lugar por un cuarto de siglo.Por todas partes se observaban construcciones destruidas que con no poca dificultad tendrán que remover los comerciantes antes de que este fin de semana retomen sus actividades.
Hasta este jueves la tarea parecía cuesta arriba, pues muchos de los vendedores carecen de medios para contratar equipos, levantar todos los residuos, algunos bastante voluminosos, y trasladarlos hasta un lugar de disposición final.
La nueva administración, liderada por Raúl y Luis Morales, propietarios del terreno, junto a la Municipalidad de Chillán, llegaron a un acuerdo para retirar la basura dejada por todos los espacios y recovecos del recinto de 2,5 hectáreas y con ello dejar el lugar en condiciones de recibir a los usuarios que regularmente llegan en una cantidad a las 7 mil personas cada fin de semana.
El director de Seguridad de la Municipalidad de Chillán, Eric Solo de Zaldívar, confirmó que una retroexcavadora y tres camiones llegarán hoy al recinto para comenzar el retiro de todo el basural y además tratar de limpiar una zona en la que estaba depositado un container que por años filtró líquidos percolados al suelo y que genera olores nauseabundos. Raúl Morales, uno de los cuatro hermanos dueños del terreno, tiene sensaciones encontradas mientras recorre junto a LA DISCUSIÓN el terreno de 25.000 metros cuadrados, donde se distribuyen de manera inorgánica cientos de puestos levantados por los pequeños comerciantes.
“Acá no se observa inversión alguna, los locales son hechos por el esfuerzos de los vendedores que han venido por años a este lugar y no hay servicios básicos. La administración tenía oficinas construidas hace 25 años por la Municipalidad,a las cuales no ingresaban los comerciantes”, critica Morales.
Mientras recorre el recinto con algunos emprendedores no deja de sorprenderse de la mala distribución de los espacios, la falta de calles, carencia de áreas verdes y la falta de uniformidad en las estructuras levantadas con el esfuerzo de quienes llegaban a vender cada siete días o durante algunos feriados.
“Todo es fealdad”
“Todo lo que vemos es abandono, fealdad, falta de prolijidad. Venimos con tenida de combate para poner esto de pie rápidamente, para que no pare y que siga funcionando, al principio casi como estaba hasta ahora, pero paulatinamente tiene que ir necesariamente cambiando, ese es el compromiso de la familia”, remarca Raúl Morales.
“Como familia, nos hemos quedado en este terreno precisamente para servir a la comunidad y mejorar la situación de los locatarios y comerciantes que merecen todo nuestro apoyo”, destaca el nuevo administrador.
Durante la visita constataron que hay muchos puestos comerciales desarmados, bodegas abiertas, mercadería mal almacenada, basura por doquier, pero que “con el concurso de las personas que están acá estamos trabajando para poner de pie todo esto para que esto funcione”.
“El sueño es que el Persa se transforme en el gran centro comercial de todo este sector de Chillán; el sueño nuestro es mejorar las instalaciones y dotar a este recinto de algunos servicios que son fundamentales, por ejemplo, traer junto a la Municipalidad ciertas oficinas municipales que le puedan servir a las 40.000 personas que viven en este sector; esto sería fabuloso”.
Además, no descartan sondear alianzas con entidades privadas con el fin que el sector disponga eventualmente de algún tipo de servicio bancario, considerando la elevada tasa de bancarización de la comunidad.
“Estamos abiertos a esos temas, lo vamos a promover, queremos hablar con el alcalde, queremos tratar que todo eso se logre y sería muy bueno para las personas evitar trámites que están obligados a hacer en el centro. ¿Por qué no puede haber una óptica, una oficina del BancoEstado u otros servicios?”, reflexiona el propietario.
Para la familia, es básico modificar el terreno y su distribución. Para lograr eso buscarán en el mediano plazo el concurso de profesionales de diversos ámbitos que entiendan cómo funciona un comercio de estas características y sugieran con conocimientos técnicos cómo deben funcionar pasillos, estructuras y otros servicios de manera armónica.
Por el momento, el objetivo es que ante la próxima temporada invernal que se avecina darle plena continuidad al complejo y tras esa estación comenzar a forjar los grandes planes del Persa San Rafael.
“Esperamos comenzar pronto a mirar este gran centro comercial desde arriba y diseñar de qué manera va a evolucionar, pues lo que hagamos hacia el futuro va a tener carácter de permanente y no podemos improvisar. A diferencia de lo que vemos en la actualidad, en que todo es muy precario y se puede cambiar, necesitamos un gran plan donde necesitaremos el concurso de profesionales que nos señalen un buen diseño para los locatarios y en especial para los clientes”, precisa.
Los hermanos Morales agregan que si bien tienen planes ambiciosos “cuando hay sueños, no podemos quedarnos en sueños, hay que fijarle etapas, hay que diseñar etapas y mirar el futuro de un centro que requiere una modernización importante”.
Luis Morales plante a que “los sueños que tenemos no son solo nuestros, sino que son también de los locatarios que igualmente sueñan y quieren progresar”.
La comerciante María Quintana, quien llegó a conocer el estado en que se encontraba su antiguo local, remarca que “estoy decepcionada de la antigua administración, pues dejó una tremenda cantidad de basura abandonada y no se hizo cargo de ella. Si no fuera por la familia Morales y Municipalidad que nos va a ayudar, no podríamos funciona este fin de semana”.