En la pasada segunda vuelta presidencial de diciembre de 2021, la participación electoral en la Región de Ñuble alcanzó la mayor cifra de votantes desde 1989, con 235.903 sufragantes, cifra eso sí que es proporcionalmente baja comparada con las primeras elecciones post dictadura, pues el universo electoral era de 430.998 personas (54,7%).
Aún así, esta última votación se transformó en la más concurrida desde que se implementó el voto voluntario, para las municipales de 2012, cuando el número de electores en Ñuble disminuyó de 233.071 personas para las Presidenciales de 2009, a 220.502.
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La gran interrogante del mundo político y de los analistas es qué ocurrirá hoy, para el plebiscito Constitucional de salida, ocasión en la que nuevamente, luego de 13 años, el voto será obligatorio.
¿Votarán muchas más personas? ¿Surtirá efecto la medida disuasiva de la multa? ¿Aparecerán nuevos grupos de electores que no han sufragado en los últimos comicios? ¿El factor etáreo incidirá en el resultado?
Todas estas interrogantes se las hicimos a tres expertos, quienes comentaron sus expectativas para la presente jornada.
Múltiples variables
Según Rodrigo Landa, quien tiene una vasta experiencia asesorando campañas políticas en la zona, “a diferencia del nivel de adhesión a las opciones en juego, donde la carga emotiva de las personas las lleva a definirse públicamente sin ningún complejo, es mucho más difícil medir el votante probable, tanto en un sistema electoral voluntario como obligatorio. Esto se explica, fundamentalmente, porque para predecir dicho comportamiento probabilístico es necesario modelar un escenario hipotético con variables cuantitativas y cualitativas que podrían incidir en la cantidad de electores que acudan a las urnas”,.
Dentro de las variables a considerar, aseveró, “están la evidencia histórica de distintos momentos electorales, la distribución de la edad de la población, la experiencia comparada con otros países y la intención de participación. En este último factor, las personas encuestadas tienden a sobre reportar dicha intención de ir a votar, generando una distorsión en las mediciones (buscan reportarse como ‘buenos ciudadanos’)”, explicó.
Landa agregó que “si analizamos los resultados de los estudios electorales de los últimos meses, prácticamente todos arrojan que más del 80% de las personas dice que irá a votar, sin embargo, un escenario probable es que el techo no supere un 65% o 70%, es decir, entre 9 y 10 millones de electores”, sostuvo.
¿A qué opción beneficia el voto obligatorio? Según Rodrigo Landa, “hay diferentes teorías al respecto. Una de ellas, que a mi juicio es sensata, sostiene que la distribución de nuevos votantes será en proporción a la distribución de edad de la población. Eso quiere decir que como los adultos y adultos mayores son en proporción un universo mayor que los jóvenes, deberían también en proporción sumarse en mayor número al universo activo de votantes. Esta hipótesis queda refrendada en las proyecciones de Pepe Auth, quien planteó que el carácter obligatorio de votación en el plebiscito, debería acortar la distancia que se produjo en las últimas elecciones (plebiscito de entrada y elección presidencial), entre la tasa de participación de los menores de 35 y los mayores de 55. Con ello, si en el pasado los adultos mayores estuvieron sobrerrepresentados, ahora el cuerpo de votantes efectivos se desestibó en favor de los jóvenes, quienes ya estarían dentro del grupo de votantes efectivos”.
Otra factor que sería consistente con dicha teoría, añadió, “es el escenario pandémico, que en el caso de las elecciones anteriores podría haber desincentivado la participación de adultos mayores. Por último, la obligatoriedad tiene una incidencia proporcionalmente mayor en los grupos vulnerables, quienes en un escenario de voto voluntario tienen por definición menor cultura cívica, comportamiento que debería cambiar en alguna magnitud con el voto obligatorio”, dijo.
¿Dónde se irán esos votos? “Es parte del agnosticismo electoral que estamos viviendo con todas las teorías y proyecciones sobre la mesa.
La cantidad de consultas en la plataforma del Servel (más de 14 millones de personas) augura un plebiscito con alta participación, probablemente superando un nuevo récord histórico, fenómeno que se puede predecir con mayor claridad y sin miedo a equivocarnos”, manifestó Rodrigo Landa.
“Participación incidirá en el resultado”
Paulina Pinchart, experta en Marketing Político, realizó un análisis conectando las expectativas de participación, con los resultados pronosticados por las encuestas.
“Si sumamos todas las encuestas, sondeos y estudios que se han dado a conocer, claramente la tendencia es que gana el Rechazo, en algunas, por un margen estrecho. Si bien no creo que nadie haga a priori una encuesta mala o tenga intención de entregar mal los datos, sí creo que en general, en todas las mediciones, los estratos más bajos han estado subrrepresentados, me refiero al D y al E, entonces, por tendencia natural, porque no tienen nada que perder, mayoritariamente esas personas, si concurren a votar, votarán por el Apruebo”, aseveró.
¿De qué depende que este grupo vaya a votar? “De la locomoción que haya, que efectivamente sea gratuita en las zonas rurales y haya reales posibilidades de movilizarse”, afirmó.
Paulina Pinchart puso énfasis en que la cantidad de personas que vote sin duda incidirá en el resultado de hoy.
“Perdimos un poco la práctica de medir expectativas con el voto voluntario, pero estudios internacionales hablan que con voto obligatorio, debería sufragar cerca del 70% de los electores, no obstante, creo que irá más gente, pues se motivarán quienes se movilizaron para octubre de 2019, ya sea para aprobar esta propuesta Constitucional, o para rechazarla porque no les gusta. Todo indica que el resultado será estrecho, pero en lo personal, preferiría que fuera más holgado, pues eso da estabilidad política”, aseveró.
“Aumentarán nulos y blancos”
Según la politóloga y académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Jeanne Simon, “se puede asegurar que votarán más personas para el plebiscito. Si pensamos que la participación ha venido aumentando desde el plebiscito de entrada, y luego, para las elecciones presidenciales, sobre todo en sectores rurales; uno podría esperar que para hoy se combine una diversidad de votantes: mayores de 50 años, que tradicionalmente concurren a las urnas; y votantes nuevos, que se han ido incorporando y que votaron para el plebiscito de entrada”, dijo.
Respecto de los grupos etáreos, agregó, “creo que se mantendrá la presencia segura de los mayores de 50, pero también habrá jóvenes de 20 a 30 años. Lo que sí creo que aumentará será la cantidad de votos nulos y blancos, porque con voto voluntario no hay necesidad de ir a sufragar”.
Sobre si las encuestas han recogido estas particularidades de la próxima votación, Jeanne Simon afirmó que “no necesariamente han acertado en cuanto a cuántas personas votarán. Solo han mostrado percepción. Espero, además, que a futuro incluyan la intención de voto nulo y blanco”, aseveró.
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