Señor Director:
Nadie para la delincuencia que se ha apoderado de todo Chile con un terrorismo que no conoce fronteras y Ñuble es la nueva presa. El país en el total crepúsculo del abandono del apreciado bien vivir en seguridad. Es el gran problema en que está envuelta la sociedad chilena y lo más grave es que no hay conciencia cabal de lo está ocurriendo. No hay respeto por las normas, la justicia se cae a pedazos, una apatía total de parte del Estado y sus guardianes, el gobierno y los políticos preocupados de banalidades y mantener sus privilegios.
De acuerdo a los estándares, Chile está dentro de los países más inseguros para vivir; es la ley de la selvel garrote, el cuchillo, la metralleta son parte del paisaje nacional. Andar por las calles es encomendarse a Dios, que en su infinita bondad, nos proteja al volver a casa sin ser asaltado o asesinado.
El presidente viaja a la Araucanía con una guardia pretoriana como si fuera a un país en guerra; helicópteros, drones, francotiradores, pero o es más que una región a 670 kilómetros de la capital. Es la mejor muestra de la profunda inseguridad que copa todo el territorio nacional.
Alfredo Schmidt Vivanco