Producción de energía en la región
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Esta semana ingresaron al Servicio de Evaluación Ambiental Regional dos importantes proyectos de generación eléctrica, cuyas inversiones totalizan 572 millones de dólares.
Se trata del Parque Eólico Andino Suiza (US$172 millones), que se emplazará en Ñiquén y San Carlos y considera la instalación y habilitación de 16 aerogeneradores que totalizan una potencia instalada de 115,2 MW. Los aerogeneradores tendrán una altura de 145 metros y aspas de 86 metros de longitud. La energía generada será evacuada al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) mediante una Línea de Alta Tensión de 154 kV y 4,4 kilómetros de longitud, que conectará el proyecto con la Nueva Subestación Seccionadora Buli, ubicada en San Carlos.
El otro proyecto es la planta fotovoltaica Las Mellizas (US$400 millones), que se emplazará en una superficie de 317 hectáreas, en el sector del mismo nombre en la comuna de Pemuco. El proyecto consiste en la construcción y operación de una planta solar fotovoltaica de 300 MW de potencia, con lo que se convertirá en el mayor parque fotovoltaico de la región de Ñuble. Según se indica en su Declaración de Impacto Ambiental (DIA), para la producción de energía se utilizarán 260.232 módulos fotovoltaicos.
Ambos proyectos se suman a una larga lista de parques solares de menor magnitud que se han construido en la zona en los últimos años. De hecho, esta sumatoria de pequeñas centrales ha permitido que más del 60% de la potencia instalada de generación eléctrica en la región corresponda a energías renovables no convencionales (ERNC), principalmente solar.
Pero esta proporción continuará cambiando en los próximos años, cuando se concreten proyectos fotovoltaicos y eólicos como los que ingresaron esta semana al SEA, que además de sextuplicar la potencia instalada total, contribuirán de manera sustantiva a acercar a la región y a Chile al objetivo de la descarbonización de su matriz energética, con metas exigentes, como alcanzar al menos el 80% de la matriz eléctrica con energías renovables al 2030.
Lo anterior es muy pertinente para dejar atrás los combustibles fósiles y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, un hito histórico destacado por la diplomacia mundial, aunque insuficiente para muchos.
Sin embargo, para que Ñuble sea un actor relevante en el mercado energético nacional debe abordar dos desafíos ineludibles. Por una parte, se requiere planificación del uso del territorio, donde la producción de energía conviva con las actividades agropecuarias y el turismo, que son el corazón de la economía local y que tienen un enorme potencial de crecimiento; y por otra parte, agilizar la ejecución de las obras de infraestructura de transmisión que están paralizadas y que constituyen una limitante muy relevante para el desarrollo de centrales eléctricas.
Afortunadamente, hace poco días se dieron pasos concretos que apuntan a destrabar las obras de transmisión pendientes, confirmando que los actores políticos están entendiendo que la disponibilidad de energía es una condición habilitante para el desarrollo de la región, porque permite la concreción de proyectos de inversión en distintos rubros, que son tan necesarios para dinamizar la economía y el empleo. Sin energía, no es posible el crecimiento.