Señor Director:
Llega a ser frustrante constatar que el mandato popular por una mejor política —como bien se han interpretado los categóricos resultados del Plebiscito— no ha sido capaz de permear la dura piel de nuestros dirigentes, los cuales perseveran en las malas prácticas que nos llevaron a la crisis de octubre. La acusación constitucional contra el ex ministro Víctor Pérez unió a la oposición de la peor forma posible. No fue un acuerdo programático que permitiría conocer de una vez por todas el norte de la izquierda chilena lo que los llevó a coincidir, fue un vano matrimonio por conveniencia; un vulgar toma y daca que suponía la censura mesa de la Cámara a cambio de descabezar el ministerio que más se precisa ante los graves problemas de seguridad interior que hoy padecemos.
La guinda de la torta ha sido el rechazo al proyecto de reducción de parlamentarios, lo que nos condena a seguir gastando de más en parlamentarios que obtuvieron el 2%, el 1% e incluso el 0% de los votos. ¿Cuándo entenderán nuestros políticos que el éxito del proceso constitucional depende en buena medida de la capacidad de moderar sus pasiones respetando de la forma más estricta posible lo decidido el 25 de octubre?. Es cierto que no podremos redactar la nueva Constitución sin ellos, el problema está en que muchos de ellos piensan que podrán escribirla sin nosotros. Juan L. Lagos Fundación para el Progreso