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“Principio y fin”: El renacimiento de un mural silenciado por la dictadura que trasciende fronteras

En el corazón de Chillán, oculto tras capas de pintura durante casi medio siglo, resurgió hace pocos años el mural “Principio y fin”, obra maestra del artista chileno Julio Escámez. Inaugurado en 1972 en el Salón de Concejo de la Municipalidad de Chillán, el mural fue concebido como un reflejo del espíritu de transformación social de la época. Sin embargo, tras el golpe de Estado de 1973, fue cubierto y dado por perdido.

La obra, que se extiende entre el segundo y tercer piso del edificio consistorial, fue redescubierta en 2021 gracias a investigaciones lideradas por el arquitecto Carlos Inostroza y la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán. Se descubrió que el mural estaba oculto bajo varias capas de pintura, lo que permitió su identificación y posterior intervención para sacar de la oscuridad algunas ventanas de sacrificio.

El redescubrimiento de “Principio y fin” ha generado un notable interés internacional. Medios de comunicación y expertos en arte de diversas partes del mundo han destacado la importancia de esta obra, no solo por su valor artístico, sino también por su significado histórico y político.

En México, el diario La Jornada publicó un artículo por esos días titulado “Está vivo el mural de Julio Escámez que se creía destruido por régimen de Pinochet”, resaltando la relevancia del hallazgo y su conexión con el legado del muralismo latinoamericano.

Costa Rica, país que acogió a Escámez durante su exilio, también ha mostrado un profundo interés en la restauración del mural. Sin ir más lejos, en noviembre pasado, se realizó una exposición en el marco de los 50 años del golpe de estado que relevó la obra de Escámez, gracias a las gestiones de la Universidad Nacional y la Embajada de Chile en ese país.

En enero de este año, Marta Cardoso, coordinadora del Centro de Gestión de Acervo Artístico de la casa de estudios, visitó la ciudad para observar in situ los trabajos de recuperación de la pintura. En Chillán, Cardoso explicó que la visita se enmarca dentro “de un convenio de colaboración que tenemos la Universidad de Concepción, específicamente, con el Centro de Gestión de Acervo Artístico. Este Centro está encargado de la custodia, conservación y puesta en valor de la colección de Julio Escámez. Él vivió en Costa Rica 40 años, fue catedrático de nuestra universidad y recibió el Honoris Causa poco antes de morir. Hizo también un testamento en donde nos deja toda su obra en agradecimiento por la recepción que tuvo y su vivencia formativa, investigativa y artística”, dijo en la oportunidad a La Discusión.

Visita esta semana

Y el interés, lejos de acabarse, se ha incrementado con el paso del tiempo. Esta semana visitó las obras otra delegación de Costa Rica. Se trató del escritor costarricense Roberto Fuster, Roberto González, ex alcalde de El Cantón, Armando Vásquez, ex vicealcalde de la misma comuna, y Luis Gamboa, productor audiovisual, quien se encuentra, además, elaborando un documental sobre el hallazgo.

Karin Cárdenas, encargada de la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán recibió a la delegación que se encuentra estudiando la vida y obra de Escámez, además de la influencia que tuvo Violeta Parra en su trabajo. Ambos artistas coincidieron en Concepción en 1957. Ella mantenía un contrato con la Universidad de Concepción para levantar un Museo del Folclor, mientras que él venía llegando de Francia y había sido contactado para pintar un mural titulado “Historia de la medicina y la Farmacia en Chile”, precisamente en la Farmacia Maluje.

Si bien está confirmado que ambos sostuvieron un fugaz pero intenso romance, las cosas no habrían terminado bien en esa relación. Aún así, la cantautora le dedicó “La muerte con anteojos”, tema incluido en el disco El Folclore de Chile, Vol. 2, cuya portada fue dibujada por el mismo artista visual.

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