Contra criaderos de cerdos, el relleno sanitario y el tratamiento de aguas servidas se dirigen los principales reclamos de los vecinos. Se estima en que en la intercomuna existen al menos 26 puntos que generan contaminación por malos olores, pero uno, el plantel de Maxagro, es el que recibe la mayor cantidad de quejas.
Distintos puntos de Chillán y Chillán Viejo han sido fiscalizados por eventos de malos olores durante los últimos meses, pero los más recurrentes se han producido en el sector sur de la ciudad chillanvejana, donde vecinos viven en una lucha constante por detener la situación que los aqueja hace años.
Durante 2021 y 2022 la intercomuna vivió numerosos eventos de hedores que fueron denunciados por usuarios a través de este diario, lo mismo que en las redes sociales, ante lo cual la Superintendencia de Medioambiente comenzó a investigar y detectó 26 puntos que generan algún grado de contaminación por malos olores. Se trata de avícolas, planteles de cerdos, agroindustrias, la planta de celulosa, el relleno sanitario que recibe la basura de la ciudad y algunos pequeños mataderos. Desde la SMA aseguran que con todos ellos han trabajado en el control de emisiones.
Actualmente, son tres los puntos que requieren mayor atención y son los que han registrado la mayor cantidad de denuncias vecinales. El record, más de 300 denuncias, lo tiene el plantel porcino ubicado en el sector de El Quillay, cuyos residentes hace años viven en una lucha constante con los malos olores.
Cerca de allí se encuentra el relleno sanitario de Ecobío, donde los episodios de malos olores afec- tan directamente a los vecinos del sector Llollinco, y distante algunos kilómetros, pero siempre en la zona sur de la comuna histórica, se encuentra la planta de procesamiento de aguas servidas de Essbio, que también, eventualmente, produce malos olores.
La batalla de El Quillay
Específicamente en el sector de El Quillay, el plantel porcino de la empresa Maxagro, ha recibido multas y sanciones por parte de la Superintendencia de Medio Ambiente, pero a pesar de ello, la planta sigue funcionando y los reclamos por malos olores siguen en aumento. Según denuncian vecinos, el plantel puso en funcionamiento un programa de mejoras que no se ha cumplido y finalmente, este verano el hedor se percibe de una manera más intensa.
Carlos Venegas, vecino del sector e integrante del comité medioambiental de la comuna de Chillán Viejo, llegó a vivir a la zona en noviembre de 2018, sin tener conocimiento de que en el lugar existía un plantel porcino. Fue en verano cuando se dio cuenta del mal olor que había. “Además, nos dimos cuenta que el pasto en el cerro estaba de un color café claro, casi quemado. Empezamos a investigar con los vecinos y vimos que tienen a los cerdos en pabellones que cuentan con piscinas donde defecan y orinan y una vez que se llenan, los riles son trasladados a un pozo de acumulación y luego a una laguna donde tras un proceso lo convierten en un líquido llamado digestato, el cual liberan en forma de riego. Fue ahí donde nos dimos cuenta de color del pasto, de las cañerías y del olor putrefacto. De hecho, sacamos un poco de ese líquido en una botella y lo llevamos a la Universidad de Concepción para que lo analizaran y ahí nos informaron que era el digestato”.
La empresa llegó al lugar en 2014 y en 2016 comenzó la construcción de los biodigestores, los cuales se encargan, en parte, de descomponer la materia orgánica para generar biogás. El residuo de ese proceso, el llamado digestato, se utiliza como biofertilizante. Este proceso puede ser eficiente al momento de instalar una empresa de este tipo, pero si no se trata correctamente, puede terminar en desastres bioquímicos, como la afectación al suelo o la emisión de ácido sulfhídrico.
Por otro lado, el punto más problemático, según Ulises Lari, Presidente del Comité Ambiental de Chillán Viejo, es precisamente el plantel porcino ubicado en el kilómetro 415 de la ruta 5 Sur. “Estamos llegando a un momento en que la convivencia de un plantel porcino con las poblaciones vecinas se está haciendo incompatible, porque además se ha generado un fenómeno de parcelaciones y venta de sitios, legales e ilegales, que ha aumentado en forma explosiva la población en El Quillay y Quilmo Bajo. Y eso se veía venir, por cuanto la población de Chillán Viejo crece hacia el sur”.
Según comenta Ulises, este problema se acentúa por el relleno sanitario que existe en Llollinco y que podría recibir las basuras domiciliarias de comunas de la región del Biobío, lo que llevaría a duplicar el tonelaje acopiado, a acortar su vida útil y a elevar la contaminación y los malos olores”. “Yo resido a 4 kilómetros al noreste del plantel de Rucapequén y percibo diariamente, en la noche sobretodo -en primavera y verano- los malos olores, debido a que el viento predominante en esta época es suroeste.”
Lari reconoce que la intensidad y duración de los episodios es menor a la situación prebiodigestores. Pero diferente es el caso de la gran mayoría de la gente que vive más cerca del plantel y del campo destinado al riego.
El aumento de los olores se debería al aumento de la población de cerdos y a fallas operacionales. De hecho, la Superintendencia de Medio Ambiente, debido a las denuncias de vecinos, inició un expediente sancionatorio y formuló cargos a Maxagro, principalmente por el mal manejo del tratamiento, manejo y disposición de purines y por no informar de fallas operacionales. La SMA ordenó medidas provisionales y la empresa presentó un “programa de cumplimiento”, que creo que todavía está sin resolver”, advierte el dirigente ambiental.
No hay día sin malos olores
“Aquí en el sector hay alrededor de 88 casas y los olores del relleno sanitario son más ocasionales. Recibí 3 denuncias desde el momento que se instalaron las máquinas para medir el olor. Pero la planta de cerdos es tema de cada día. La gente me dice siempre que el olor es muy fuerte. Eso significa que no hay ningún día que no exista este hedor. También de la planta de aguas servidas, sobre todo en el mes septiembre. Por otro lado, también en la zona existen 4 secadoras de algas, y nadie se preocupa por eso, nadie reclama, porque la gente piensa que el olor proviene de otra parte”, comenta Sergio Sagredo, presidente de la mesa intersectorial de Llollinco.
Problema permanente
Rucapequen, en la misma zona, tampoco escapa a este problema. Natividad Lagos, quien vive en el lugar hace 53 años, comenta que el olor se puede percibir tanto en la mañana como en la tarde.
En los últimos años la empresa ha tenido varios problemas de funcionamientos. Por ejemplo, en el registro de eventos de la SMA, se indica que en 2021 hubo varios y existieron fallas operacionales que podrían generar eventos de malos olores. Fue ese año que el biodigestor primario N°2 de la empresa generó un foco importante de malos olores, y no habría informado un derrame en el cual quedó expuesta la piscina del lugar.
Los vecinos reclaman que es muy extraño que a pesar de todas las pruebas y evidencias que muestran el trabajo deficiente del plantel porcino, no ha habido sanciones concretas, sino que medidas paliativas y transitorias por parte de los entes fiscalizadores. “Existen todas las pruebas para que se pueda sancionar contundentemente a la empresa, pero no se ha hecho. No han constatado si efectivamente ese programa se cumple y no han venido a preguntarnos cómo está el tema de los malos olores. Va a pasar el verano y no vamos a tener ninguna solución. Imagínate no poder abrir las ventanas de la casa con 33 grados de calor, no podemos ventilar las casas, no todos tienen la posibilidad de tener aire acondicionado. Menos puedes pensar en pasar una tarde agradable en tu patio o hacer un asado por la gran cantidad de moscas que hay ”, comenta Carlos, quien añade que es un problema que ocurre todos los años.
Sanciones y medición
Desde la SMA de la región indicaron que en abril del 2022 ya se inició un procedimiento sancionatorio con la formulación de tres cargos contra la empresa Maxagro, la cual es titular del plantel de cerdos ubicado en la zona, principalmente por un mal tratamiento, manejo y disposición deficiente de purines de cerdos.
En ese sentido Cristián Lineros, jefe de la oficina regional de la SMA en Ñuble, comentó que efectivamente la empresa presentó en julio del año pasado un programa de cumplimiento con la finalidad de mitigar las infracciones detectadas “lo que se encuentra en etapa de análisis por parte de nuestra área legal”. “También en paralelo, esta semana instalamos un sensor que mide ácido sulfhídrico y compuestos orgánicos volátiles en la casa de los denunciantes, en el sector el Quillay de Chillán Viejo. Los datos y antecedentes que nos arroje permitirá disponer de información más exacta y determinar eventuales nuevas responsabilidades de la empresa en la emisión de los malos olores que percibe la comunidad”.
Por otro lado, desde la Seremi de Medio Ambiente comentaron que efectivamente ya se ha sancionado a la firma, en relación a las reiteradas denuncias de olores presentadas por parte de la comunidad, las cuales derivaron en un programa de cumplimiento.
Respecto de las fiscalizaciones, los planteles porcinos son los establecimientos más denunciados y fiscalizados de la región, Chillán Viejo tiene hasta 10 inspecciones al año, aplicándose medidas urgentes y transitorias, explican desde la SMA.
Además, y en conjunto con la comunidad, se instaló una estación de medición de contaminantes a 700 metros del área de riego, cuyos análisis formarán parte de un expediente adicional del caso.
“Como Seremi, estamos impulsando la prevención y control de la emisión de contaminantes en planteles porcinos que afectan la calidad de vida de la población, a través de la primera Norma de Emisión de Olores del Sector Porcino. Esta norma, que se encuentra pronta a toma de razón de contraloría, fija límites de emisión de olor para fuentes emisoras existentes y emisiones de olores para fuentes nuevas, estableciendo
mejoras tecnológicas en el control de planteles porcinos. Además, una vez que sea publicada oficialmente, se realizará una fuerte difusión y bajada de la normativa, tanto para el sector público como privado”, detalló el titular regional de Medioambiente, Mario Rivas.
Nivel de olores
El monitoreo de los olores es posible gracias la instalación de equipos que miden el nivel de distintos gases presentes en el aire. En la línea de establecer parámetros e incumplientos, la SMA estableció un protocolo de conexión en la estación de medición de estos contaminantes. El equipo está instalado en los domicilios de los denunciantes y reporta en línea de forma continua contaminantes como material particulado, ácido sulfhídrico, dióxido de azufre y compuestos orgánicos volátiles. Todos elementos que pueden ser perjudiciales para la salud y a los que podrían estar expuestos los vecinos.
El radio detectado de los distintos malos olores puede alcanzar hasta los 30 kilómetros. Es por eso que vecinos de diferentes sectores de la intercomuna reclaman constantemente por olores fétidos que generalmente provienen de la zona sur.
Micro basurales
A los 26 puntos que generan malos olores en la intercomuna se suman también 20 micro basurales existentes en Chillán que son foco de malos olores y agentes contaminantes. Estos espacios también son de gran preocupación para el municipio, puesto que la gente piensa que al haber basura pueden seguir propiciando su uso con ese fin.
A raíz de eso, durante el primer semestre de 2022 se hizo un levantamiento informativo y se identificaron puntos que permitieron durante el transcurso del segundo semestre de 2022 intervenciones para cerrarlos y transformarlos en espacios comunitarios.
Más de 10 micro basurales existentes en la capital regional han sido intervenidos a través del programa de transformación de micro basurales del Departamento de Aseo y Ornato. Desde el Departamento indican que desde fines de diciembre empezaron distintas transformaciones de microbasurales en espacios públicos.