La participación de las energías renovables en nuestra matriz energética ha aumentado significativamente en los últimos años como consecuencia de su mayor competitividad, siendo similares en precio y hasta más baratas en algunos casos que las fuentes tradicionales.
Pero no es solo una cuestión ambiental o económica la que ha propiciado esta expansión. Un factor clave es la necesidad de contar con más independencia energética, la que hoy sigue muy amarrada a la importación de petróleo y gas natural.
Por todo lo anterior, la noticia de la aprobación del proyecto de generación de energía eólica Parque Renovable Entre Cerros, que se localizará en Portezuelo, ha sido recibida con interés y optimismo por diversos sectores.
La iniciativa considera un parque con 11 aerogeneradores de 119 metros de altura, una potencia nominal de generación de 46,2 MW, un parque fotovoltaico de 43,8 MW y una línea de transmisión para evacuar la energía que se genere.
Se trata del primer proyecto eólico aprobado en la región, desarrollado por la empresa penquista Consorcio Eólico (Inversiones Bosquemar Ltda.), con una inversión de US$100,3 millones.
El parque se emplazará a tres kilómetros de Portezuelo, mientras que la línea de transmisión se extenderá hasta la subestación Hualte, en la comuna de Ninhue. Su construcción debiera comenzar a fines del próximo año y entraría en operaciones en el segundo trimestre de 2025.
Según un estudio del New York Academy of Science, los costos externos asociados al ciclo de vida de combustibles fósiles llegan a quintuplicar el costo por kWh generado por la energía obtenida del viento. La inversión inicial puede ser un poco más elevada, pero sus costos de operación y externalidades son menores, convirtiéndola en una de las alternativas más válidas en el largo plazo. Para buena parte de los expertos, se trata de la más madura y eficiente de todas las energías renovables.
En cuanto a su impacto a nivel local, como toda gran inversión, debería producir un efecto positivo en la economía regional y sobre todo en las comunas donde se emplazan ambos parques. Generación de empleos directos e indirectos, compra de servicios locales y hasta posibles descuentos en las cuentas de la luz, son algunos de los beneficios que podrían tener Ninhue y Portezuelo.
Sin embargo, no hay que olvidar que por más amigable con el medio ambiente que sean este tipo de generadoras, el impacto paisajístico que causa la alineación de los molinos gigantes no es un tema menor. La fisonomía del territorio será alterada y es responsabilidad de quienes impulsan estos proyectos y de la autoridad ambiental regional, mitigar sus efectos más nocivos.
Por tratarse de los primeros proyectos de este tipo que se desarrollarán en la nueva Región, debe propiciarse, desde un principio, un claro equilibrio entre el nuevo progreso que significan los parques eólicos y el mantenimiento del paisaje autóctono de Ñuble.