Con la realización de las Primarias se cerró un capítulo en el marco de las Elección Presidencial de noviembre, abriendo nuevos escenarios, de acuerdo con los resultados obtenidos por los seis candidatos que ayer midieron fuerzas en el proceso que tuvo una participación de más de tres millones de personas, guarismo que supera al de 2013 y la transforman en la primaria de mayor participación en la historia post dictadura. Indudablemente, fue una sorpresa, atendiendo al creciente distanciamiento de la ciudadanía con la actividad política, al cansancio después de tres elecciones consecutivas en siete meses, a la ausencia de candidatos de la centroizquierda y al supuesto desincentivo que significaba el primer feriado largo en pandemia con mayores libertades.
Y si de sorpresas se trata, sin duda lo más inesperado fue el resultado. Contra todo pronóstico de una disputa voto a voto, finalmente la tendencia se configuró muy claramente a favor del diputado del Frente Amplio, Gabriel Boric (60,4%) y al independiente de centro-derecha Sebastián Sichel (49%) respectivamente, en lo que representa no solo un duro golpe a los partidos tradicionales, sino también a las encuestadoras y a decenas de analistas que pronosticaban un triunfo de Daniel Jadue en la izquierda y Joaquín Lavín en la derecha.
En Ñuble, el panorama fue aún más favorable para Boric, quien obtuvo un 67,5%, frente a un 32,2% de Jadue, mientras que en la primaria oficialista la votación regional se mantuvo en el promedio país.
En el análisis, la izquierda representada por el pacto Apruebo Dignidad aparece claramente como la gran ganadora de la jornada. El conglomerado había proyectado congregar a un millón de votantes, meta que fue disminuyendo conforme avanzaba la campaña. Sin embargo, finalmente alcanzó y superó ampliamente esa cifra, llegando a un millón 741 mil votantes, casi 500 mil más que el bloque oficialista, que obtuvo un millón 336 mil, también superior a lo que proyectaban y que de seguro motivará, en la centroizquierda que se marginó del proceso de primarias, una profunda reflexión de su estrategia política, que terminó dejando muy mal aspectada a la carta DC, Jasna Provoste. .
Igualmente, desde el punto de vista programático, tras esta elección, Sichel y otros eventuales competidores o competidoras deberán incorporar temas relevantes, pero ausentes hasta ahora, como ocurrió con la descentralización del país y el empoderamiento de las regiones, que prácticamente nadie -con excepción de Boric- abordaron durante sus campañas.
En un tema tan trascendente para más de 14 millones de chilenos ya no sirve un par de amables declaraciones o menciones carentes de profundidad, sino una estrategia concreta, con un itinerario, actores empoderados y suficiente análisis político y económico para respaldar un cambio sustancial.
Chile carece hoy de una utopía convocante, de un propósito que nos ligue en un pacto nacional que sea un horizonte a ser seguido por los ciudadanos. Por ello, la descentralización no solo es necesaria porque ha sido casi invisible y una piedra en el zapato para el actual Gobierno, sino también porque puede ser un elemento clave para emparejar la cancha y mejorar la calidad de nuestra cuestionada democracia.
