Señor Director:
En verano ocurren eventos que marcan negativamente las jornadas, nos referimos a las asfixias por inmersión. Las consecuencias pueden ser fatales, como también causar daños a diferentes sistemas del organismo. Según los protocolos de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría, un 10% de los sobrevivientes a un ahogamiento van a presentar daño cerebral permanente. De acuerdo con cifras de la OMS, el ahogamiento es una de las principales causas de muerte a nivel mundial para niños y jóvenes de 1 a 24 años.
Frente a ello se hace necesaria la concientización y prevención, sobre todo en un país con un amplio litoral. Existen varias medidas de prevención que pueden salvar una vida, algunas de bajo costo. Se debe tener espacios seguros de recreación, lo cual incluye instalación de barreras alrededor de piscinas, no ocupar trajes de baños de color azul, enseñanza de natación a temprana edad, supervisión constante de adultos a menores, capacitaciones en técnicas de reanimación y concientizar sobre los riesgos. Es importante seguir las indicaciones emanadas de seguridad, ya que no basta con estar observando a los niños, sino que es fundamental no exponerse. Hay que hacer énfasis en que existe, sin duda, una disminución de la percepción de peligro y se ha hecho evidente en videos compartidos por redes sociales en que personas desafían las olas en periodos de marejadas. Por tanto, hay que trabajar de manera mancomunada, ya que es un problema multifactorial y una cuestión de salud pública, evidenciándose la necesidad de fortalecer la educación y aumentar la supervisión e incluso incrementar las sanciones por incumplir normas de seguridad.
Pía Bustamante Barahona Académica Carrera Enfermería USS
