Esta semana, el Banco Central acordó subir nuevamente la tasa de interés de política monetaria, desde 5,5% a 7%, la más alta de los últimos 13 años. Ello, con el objetivo de frenar la inflación, cuya tasa anual se ubica en 7,8% actualmente. Desde agosto de 2021 a la fecha, el Banco Central ha incrementado la TPM desde un 0,5% a un 7,0%, y todo indica que podría haber un nuevo ajuste.
Sin embargo, la medida también es vista con preocupación por su impacto en los créditos, y por lo tanto, en el consumo y la inversión, lo que determina el crecimiento y la generación de empleos.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]Karin Bravo Fray, académica de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, aseveró que “frente al alza de precios que están teniendo muchos bienes y servicios, que proyectan llegar a tasas de inflación anuales de dos dígitos para mitad de año (ya se habla de un 10% de inflación), era absolutamente esperable el alza de tasas de interés, e incluso, que pueda haber algún otro ajuste al alza, pero algo más marginal. Recordemos que las dos últimas alzas han sido de 1,5 puntos cada vez, pasando en menos de 6 meses de un 1,5% a un 7%. El freno va principalmente por el control del consumo, pero hay que evaluar el comportamiento de los otros sectores que nos aportan en la demanda agregada, que son empresa privada, gasto del gobierno y sector externo, para poder dar cuenta del efecto en ellos, y realizar los ajustes que correspondan complementando con otro tipo de políticas económicas, por ejemplo, medidas de gasto público que se realicen a corto plazo”.
La profesional justificó la decisión del instituto emisor, que intenta bajar el ritmo frente al recalentamiento de la economía en un proceso de recuperación post pandemia. “El alza de la tasa de política monetaria (TPM) ayuda a frenar consumo más bien intempestivo o de poca necesidad. Las familias que requieren deuda para cumplir con sus gastos básicos lamentablemente seguirán endeudándose a tasas más altas, afectando poco el consumo. Y más que un componente importado, hay que indicar que el proceso propio de reactivación de la economía genera inflación en todas partes. Por ello todas las economías del mundo están con procesos inflacionarios que sus respectivos bancos centrales están tratando de mantener controlados”.
Impactos
Respecto al impacto del alza sostenida de la TPM, Bravo aseguró que éste “se genera en el costo del financiamiento o acceso a créditos. La medida restrictiva realizada por el BC apunta a frenar el consumo vía deuda, para atenuar en alguna medida los efectos de la inflación que venimos teniendo desde el segundo semestre de 2021. Al subir la tasa de interés, el objetivo es que el consumidor evalúe sus decisiones de compra, y realice sólo aquellas que le resulten más indispensables. Hay que señalar que este impacto del alza en la TPM genera efectos en los financiamientos a corto y largo plazo, siendo el consumo el principal afectado de manera inmediata, y ralentizando también la venta de otros bienes durables de mayor costo, como pueden ser vehículos y bienes raíces que requieren un financiamiento más a largo plazo”.
La docente y directora de Posgrados de la USS precisó que “el alza de la TPM genera efectos transversales a todos los sectores, considerando no sólo consumidores, sino también a las empresas como parte del sector privado, que también pueden requerir acceso a financiamiento para nuevos proyectos de inversión”.
En el caso de los consumidores, indicó que “son aquellos de menores ingresos los que pueden verse más afectados, porque suelen acceder a créditos más caros por su caracterización de riesgo, y porque con el alza sustancial que están teniendo los precios de la economía, han bajado su poder adquisitivo. Por tanto, para mantener sus niveles de consumo, buscan la deuda como vía siendo ésta ahora más cara”.
Es por ello que reconoció que estos aumentos en los tipos de interés impactarán el consumo y la inversión. “En nuestro país, tenemos un componente fuerte de consumo en la demanda agregada, que viene de las familias e inversión de las empresas. El año pasado, fue precisamente la liquidez que existía en la economía producto de transferencias y retiros lo que apoyó la reactivación económica que comenzamos a tener. Sin embargo, hoy los recursos líquidos se fueron agotando, y mantener el nivel de consumo del año pasado se lograría sólo vía deuda, y a un costo sustancialmente mayor. Por el lado de las empresas, el impacto en la inversión que requiere financiamiento puede retrasar nuevas contrataciones, generando impacto también en el empleo”.
En el caso de los hipotecarios, Karin Bravo comentó que los efectos de las primeras alzas de TPM se comenzaron a traspasar inmediatamente en los créditos a largo plazo. “Sin embargo, hay que considerar que durante el periodo 2019 y 2020 las tasas de los hipotecarios fueron históricamente bajas, no eran normales. Mientras en noviembre de 2019 se llegó a un piso histórico de 1,91%, ya en enero de 2022 alcanzaba un promedio de 4,08%. En el fondo, es un hecho que las tasas hipotecarias tan bajas no se mantendrían por muchos meses, y hoy el mercado se ajustó al alza lo más rápido que pudo, traspasando de inmediato el costo a quienes hoy requieren endeudarse a largo plazo”.
Construcción
En el sector construcción siguen viendo con preocupación el alza de tasas de interés como parte de un escenario más complejo, donde los bancos han puesto más restricciones para el otorgamiento de créditos hipotecarios y también a los créditos a las empresas.
Ricardo Salman, presidente del comité de Vivienda e Inmobiliario de la Cámara Chilena de la Construcción sede Chillán, advirtió que se prevé una caída de la actividad de la construcción durante este año, un frenazo que también se observará en Ñuble, donde dijo que los permisos de edificación en 2021 cayeron un 60% en comparación con 2019, dato que se traducirá en un menor número de proyectos a ejecutar en 2022 y 2023.
“En las tasas de los hipotecarios ya hemos visto ciertos efectos, que se empezó a notar desde los retiros de los fondos de pensiones, eso afectó fuertemente, afectó la disponibilidad de recursos en el sistema financiero y con ello se achicaron los plazos de financiamiento, y si hace un par de años atrás tuvimos créditos de hasta 40 años, ahora están en máximos de 12-15 años, lo que incrementa los dividendos. Y también aumentaron las tasas de interés, de menos del 2% hace un par de años y ahora estamos con tasas más cercanas al 5%. Y sin duda que esta nueva alza de tasas del Banco Central contribuye a marginalmente a elevar la tasa de los hipotecarios”, aseveró.
El empresario agregó que “se suman a esto las mayores exigencias para la obtención de créditos hipotecarios, el segmento de potenciales compradores se reduce a aquellos con rentas más altas. Y por otro lado, uno ve que los estudios de títulos de los proyectos se ha ralentizado, porque uno ve que hoy la banca, en general, no tiene metas de colocación de hipotecarios, entonces al banco le da lo mismo si los clientes están meses tramitando un estudio de título, porque no ven que este sea un negocio, es muy riesgoso, porque cuando estamos en periodos de crisis lo que más se resiente es la inversión, con un mayor grado de incertidumbre por las reformas que estamos viendo, que se van a traducir en costos para las empresas”.
Un reflejo de lo anterior, añadió Salman, es que los desistimientos se han duplicado, llegando al 10%. Y entregó otro dato: “Hemos visto que los meses para agotar stock prácticamente se han triplicado, están en torno a los 20 meses”.
No obstante, acotó el representante gremial, la demanda se ajusta más rápido que la oferta, pues por el lado de las empresas inmobiliarias son muy pocos los proyectos que iniciarán obras este año. “Hay empresas que van a concluir sus proyectos y probablemente la mayoría no van a dar continuidad a los proyectos, porque están viendo una ralentización de las ventas. Por lo menos, este año se prevé, tal como lo han mostrado los permisos de edificación del año pasado, un muy bajo nivel de inicio de obras, y durante el año se va a ver cómo se proyecta el próximo”. De hecho, mencionó que las inversiones en compras de terrenos están paralizadas.
En ese sentido, planteó que, así como se ven afectadas las familias con las restricciones de los bancos, también se ven afectadas las empresas, “que tienen también mayores dificultades para obtener financiamiento para sus proyectos, que son créditos de corto plazo, y los bancos también han puesto mayores exigencias, por lo que la oferta también se va a ver afectada por ese lado”.
Comercio
En el sector comercio, en tanto, cunde la preocupación por el frenazo del consumo que se prevé, pero también por el contexto económico y por las reformas que se discuten, que implicarán un alza en los costos.
Alejandro Lama, presidente de la Cámara de Comercio de Chillán y segundo vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio, sostuvo que “esta nueva alza de tasas va a significar una restricción en la compra de bienes durables a corto plazo, con una tasa de interés que se va a manifestar en las cuotas de las tarjetas de crédito, en las morosidades y en los créditos de consumo, con tasas muy elevadas a las que no estamos acostumbrados, que van a desincentivar la compra de bienes, por lo tanto, prevemos una baja en el consumo, que es justamente lo que pretende el Banco Central para controlar la inflación que está muy elevada”.
El dirigente concluyó que “las ventas van a decaer, sin lugar a dudas”.
Lama expuso que “estamos en una situación bastante compleja, porque por un lado, el comercio tradicional, que son las Pymes, van a tener que enfrentar el alza del costo de la mano de obra, dado que se visualiza el incremento del sueldo mínimo de $350 mil a $400 mil; va a tener que enfrentar la reducción de la jornada semanal a 40 horas; además, muchas Pymes tienen deudas, varias contraídas durante la pandemia. Por ello, de no mediar una ayuda estatal, por ejemplo, que apoye el sueldo mínimo, lo que se viene no va a ser fácil”.
En materia de empleos, el líder gremial anticipó que frente a la incertidumbre actual las empresas han postergado sus decisiones de contratación “y observar qué es lo que está pasando”, por lo que el escenario económico que se anticipa mantendría esta decisión, aunque tampoco descartó que aquellas empresas que no sean capaces de solventar sus gastos fijos deban reducir su personal.
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