Señor Director:
A pesar que el sentido común y criterio señalaría que es más lógico sacrificar a un individuo (victimario) que a la mayoría de la sociedad víctima de ellos, en la práctica se termina privilegiando al delincuente ya que el peso de la prueba prácticamente recae sobre la o las víctimas.
Por ello hoy hay tanto presunto inocente, que de ello no tienen normalmente casi nada, como los hechos lo demuestran a diario; estando el persecutor atado de manos o con pocas herramientas para su objetivo.
Siendo así, nuestra sociedad ya está cansada de convivir con una lacra humana y con éste absurdo dogma de la presunción de inocencia (que por cierto requeriría de un nuevo y mayor análisis y tal vez un replanteamiento complementación y enriquecimiento para su aplicación equilibrada y eficaz pues como está, nos destruye como sociedad día a día.
José Manuel Caerols Silva