Presentarán cinta del Tren Chico, el ramal a Recinto que se niega a morir
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Desde hace varios años, la empresa Cultura Activa está detrás de los vestigios del llamado Tren Chico, el Ramal a Recinto que se niega a desaparecer a pesar de las décadas que han pasado desde que dejó de prestar servicio entre Chillán y el sector cordillerano.
Una de las primeras acciones de los profesionales de Cultura Activa fue el estudio de Caracterización y Puesta en Valor del Legado Patrimonial del Ramal ferroviario Chillán – Recinto, realizado en el año 2021 sobre el tramo desde el Puente Esperanza en la comuna de Coihueco a la localidad de Recinto en la comuna de Pinto.
Ahora, suman un nuevo trabajo de investigación, esta vez del tramo desde la estación ferroviaria de Chillán hasta la de General Lagos, gracias al financiamiento del Fondo del Patrimonio Cultural del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural de la convocatoria 2022.
Esta última investigación dio paso a un documental que será presentado este 10 de abril a las 19.00 horas en el Centro Cultural Municipal, actividad a la que están invitados además, actores relevantes de la historia local como Alejandro Witker, Juan Ignacio Basterrica y Rossana Sandoval.
A días del estreno del documental, la antropóloga social de Cultura Activa, Patricia Soto, entrega luces de esta investigación y de la historia que encierra este tramo ferroviario del cual aún quedan varios vestigios que la comunidad aledaña lucha por proteger. En esta investigación también participaron el arquitecto e investigador, Joan Molina; el geógrafo Pablo Ruiz; y la realizadora audiovisual Liliana Hermosilla.
Historia
“En 1899 se oficia a la Ilustre Municipalidad de Chillán para construir el Ramal que llegaría hasta las Termas de Chillán. Sin embargo, la línea nunca se completaría, llegando únicamente hasta la Estación Terminal Recinto, la que le daría el nombre a la actual localidad en la comuna de Pinto. Las obras del ramal inician en 1909 y en 1916 llega por primera vez a la que sería, también, su última estación”, indica Patricia a La Discusión.
Desde esta época en adelante, advierte la antropóloga social, se inicia un periodo proyectado hacia el progreso de la región por medio de la conexión de la ciudad de Chillán con la zona rural hacia las Termas en la montaña, lo que traería una visión de adelanto y mejora en la calidad de vida de los habitantes rurales, brindando oportunidades de apertura del comercio de todo tipo de productos. “Esto le dio a los emprendedores de la región un impulso de desarrollo, facilidad para quienes se trasladan a estudiar o trabajar, llevar el diario desde la ciudad entre variados canastos y pertrechos. Todo, acompañado de un sinfín de anécdotas protagonizadas por la gente de Ñuble”.
En la actualidad, dicen desde Cultura Activa, no hay un plan de protección y conservación de estos vestigios, lo que se traduce en un escaso conocimiento y memoria sobre su legado histórico, sumándose a ello, la inminente desaparición de los últimos usuarios del tren, que pudiesen aportar mediante sus relatos culturales la transmisión a las nuevas generaciones de un importante hito en la historia del desarrollo y progreso de la región.
“Nos interesa aportar al conocimiento sobre el valor patrimonial y contribución al desarrollo del territorio de Ñuble de este ramal ferroviario, promoviendo el cuidado y salvaguardia de los vestigios del ‘Tren Chico’, visitando a establecimientos educacionales y compartiendo los resultados de nuestros estudios patrimoniales con todo tipo de audiencias que se interesen en conocer más sobre este patrimonio industrial, así como a la elaboración de un plan para la salvaguardia de sus características tecnológicas y memoria”, indica Patricia.
Como un comienzo, se habilitó en el sitio www.culturaactiva.cl un espacio para compartir los resultados del estudio, con fichas técnicas de los hitos del tramo estudiado. También se subirá el documental en el que participan personas como Alejandro Witker historiador y cronista; Carlos Ibarra, doctor en historia y profesor de la Universidad de Concepción; vecinos del barrio Santa Elvira; Juan Ignacio Basterrica, abogado e investigador, entre otros importantes colaboradores en la creación.
“Todos concordaron en la importancia de rescatar las huellas y vestigios del tren chico, debido a la relevancia que tuvo en el desarrollo económico y social de Ñuble, y que una oportunidad sería el diseño y ejecución de un plan de puesta en valor, que aportará a la salvaguarda de la memoria de este patrimonio industrial y al turismo cultural como vehículo de educación y difusión. Como Cultura Activa tenemos iniciativas que requieren del apoyo de privados y del Estado para llevar adelante”, puntualiza Patricia.