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Los resultados de la última encuesta de empleo del INE emostraron que la tasa de desocupación sigue aumentando en la región de Ñuble, al alcanzar un inquietante 9,6% en el trimestre febrero-abril de 2024, lo que representa un alza de 0,2 puntos respecto a igual periodo de 2023, así como también un aumento de 0,5 puntos en comparación con el trimestre enero-marzo de 2024.
Los números fueron interpretados, con diversos matices, como una señal de alerta de la evolución del mercado laboral, de hecho, volvió a rondar el fantasma de los dos dígitos que, se teme, podría observarse este invierno, tal como ocurrió el año pasado, cuando se alcanzó un 10,3% en junio-agosto y 10,0% en julio-septiembre. Esta tasa de 9,6% es, además, la más alta del país, y muy superior al promedio nacional de 8,5%, que descendió 0,2 puntos.
Según el informe entregado la semana pasada, el número de ocupados en la región aumentó 3,0% en 12 meses, desde 215.780 en febrero-abril de 2023, a 222.180 en igual trimestre de 2024; sin embargo, todavía está distante de los 229.840 ocupados de igual trimestre de 2019.
El crecimiento de los ocupados se explica principalmente por actividades de salud (30,5%), el comercio (7,9%) y la administración pública (21,5%), este último, con la incorporación neta de más de 2.600 funcionarios en 12 meses. Por otro lado, registraron descensos el sector silvoagropecuario (-4,3%), la construcción (-7,5%) y la industria manufacturera (-4,0%).
No obstante, resulta preocupante que una de las mayores incidencias en la creación de puestos de trabajo que revela el estudio del INE corresponda a trabajadores por cuenta propia. En efecto, la mayor incidencia positiva en el crecimiento de los ocupados fue el alza de 3,9% de los empleos informales, que llegaron a 84.122, con lo que la tasa de ocupación informal se empinó al 37,9%, anotando un aumento de 0,4 puntos en 12 meses. En resumen, uno de cada tres trabajadores y trabajadoras en la región no tiene contrato, ni protección social.
Para analistas locales, las cifras muestran que las expectativas del gasto y la inversión púbica para reactivar el mercado laboral no han tenido los resultados esperados, pues si bien los ocupados aumentaron, no fue suficiente para contrarrestar el aumento de la fuerza laboral. Naturalmente, el factor estacional tiene incidencia en el comportamiento del desempleo, de modo que de no mediar un evento inesperado, la región se encamina a los dos dígitos en la tasa de desempleo este invierno.
Por último, no se puede omitir en el análisis del desempleo estructural que sufre Ñuble, el impacto que está teniendo la adopción de tecnologías que permiten mecanizar o automatizar procesos y que también han significado la destrucción de empleos y dejar atrás a los trabajadores menos calificados, lo que puede tener serias consecuencias en los niveles de pobreza en la segunda región más pobre del país.
La capacitación y la reconversión de trabajadores ya no es un desafío del corto plazo, es una tarea urgente que requiere de las voluntades y la colaboración del sector privado, del Estado y de los centros de enseñanza, que aquí ha encontrado respuesta en la recién creada Mesa Regional del Empleo, cuya promesa de articulación público-privada, atracción de inversiones y oferta de formación pertinente, debemos seguir con atención.