Los precios del trigo, el girasol y el maíz siguen disparándose, a medida que se intensifica el conflicto entre Rusia y Ucrania. El índice de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que se basa en la variación mensual en el mundo de los precios de una canasta de productos básicos, registró un aumento de 12,6% en marzo, con respecto a febrero, cuando ya había batido un récord desde la creación de estas estadísticas, en 1990. Así lo indica el organismo en un comunicado emitido ayer.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha propuesto una hoja de ruta para lograr que los países puedan superar la actual crisis de comida cara, que golpea más a los pobres que a los ricos. Dice el organismo de cooperación internacional -compuesto por 38 estados, Chile incluido- que como primera acción se debe mantener el comercio de alimentos. “A partir de la experiencia, los países y las organizaciones internacionales deben volver a unirse en su compromiso de mantener el flujo comercial de productos alimenticios.
En la misma línea, el grupo de las siete economías más importantes del mundo ha exhortado a todos los países a mantener abiertos sus mercados alimentarios y agrícolas, y a evitar toda restricción injustificada a sus exportaciones. En momentos como estos, los gobernantes quieren primero abastecer a sus sociedades y exportar los sobrantes, una actitud que ahondaría las brechas, advirtió el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson.
La banca multilateral también planteó que se debe apoyar a los consumidores y a los hogares vulnerables. “Es imprescindible mantener o ampliar los programas de protección social que ayudan a proteger a los consumidores. No solo la disponibilidad de alimentos, sino la asequibilidad de estos es una preocupación especialmente en los países de ingreso bajo y mediano, donde la gente tiende a gastar una mayor proporción de sus ingresos en alimentos que en los países de ingreso alto”, dijo Mari Elka Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial.
Desde la FAO igualmente llaman a apoyar a los agricultores. Si bien las existencias mundiales de alimentos son adecuadas ahora, los expertos alertan sobre la necesidad de proteger las cosechas de la próxima temporada, ayudando a los productores de alimentos a enfrentar el aumento de precios de los insumos, incluidos los costos de los fertilizantes.
A nivel nacional, reorientar políticas públicas y el gasto para dar un mejor apoyo a los agricultores podría ayudar. También podría hacerlo invertir más en investigación y desarrollo, como por ejemplo para la aplicación de biofertilizantes que dependen menos de los combustibles fósiles que los fertilizantes sintéticos.
Por último, esta crisis le ha puesto suma urgencia a la necesidad de transformar nuestro sistema alimentario para que sea más resiliente y lograr una seguridad alimentaria y nutricional que perdure en el tiempo.
Todos los indicadores demuestran que hay una crisis silenciosa que puede volverse crónica en la producción de alimentos básicos. Un fenómeno global que enciende las alarmas en un país que desde hace años aspira a ser una potencia agroalimentaria.