Algunos dicen que lo que Chile vivirá hoy debió producirse hace treinta años, luego del triunfo del No en el plebiscito de 1988.
Pero pese al retraso, a la democracia tutelada y a los avances “en la medida de lo posible”, la jornada electoral de este 25 de octubre, sin duda quedará grabada en la historia política nacional como el más importante hito reciente, comparable solo con el Sí y el No de 1988, que logró derrocar a la dictadura.
Por primera vez, se le consultará a la ciudadanía si quiere o no una nueva Constitución, lo cual podría ser sellado por la vía de una convención elegida para tal fin, de carácter paritario, y que incluirá a representantes de los pueblos originarios.
Un nuevo pacto social que reemplazaría a la “parchada” Constitución de 1980, redactada en dictadura y validada por un cuestionado plebiscito, llevado a cabo sin registros electorales, la cual pese a las innumerables reformas, sigue manteniendo principios que no se condicen con los nuevos tiempos, lo que quedó demostrado tras el estallido social de octubre de 2019.
¿Por qué hoy es el día más importante en la historia política reciente de Chile?
Seis académicos y expertos analizan la trascendencia del plebiscito constitucional, y advierten que si bien se trata de un momento clave, es solo el comienzo de un largo proceso.
Día histórico x 3
Para el abogado y académico del Departamento de Historia y Filosofía del Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la U. de Concepción, Alfonso Henríquez, “se trata de una elección histórica desde tres puntos de vista: por primera vez la ciudadanía podrá decidir directamente si quiere mantener la actual Constitución, elegir el mecanismo para redactar una nueva, y votar en un proceso que contará con todas las garantías electorales. De ganar la opción Apruebo, las personas tendrán la posibilidad real de incidir por primera vez en el diseño de nuestro modelo constitucional, y también de discutir sobre el tipo de sociedad que queremos construir. Los efectos concretos van a depender de diversas variables. Por ejemplo, el grado de participación en el plebiscito, el porcentaje de votos que obtenga cada opción, la disposición al diálogo que tengan las distintas fuerzas políticas, y los hechos de violencia que se puedan presentar durante los próximos meses. Estos factores condicionarán de una forma u otra, los alcances de la discusión. Este proceso, sin embargo, debe ser visto como la gran oportunidad que tenemos para canalizar dichas tensiones”, sostuvo.
Jeanne Simon, politóloga y académica del Departamento de Administración Pública y Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, añadió que “este plebiscito, como también el plebiscito de 1988, permite avanzar en la democratización de la democracia protegida establecida en la Constitución de 1980. No obstante, es el primer paso, y su efectos en el sistema político dependerán de la aprobación del mismo proceso constituyente”, afirmó.
Según la académica, “será un hito importante justamente por eso, porque se iniciará un proceso en el que el debate sobre la Constitución tomará un primer plano desde los matinales hasta las asados familiares. Nos permite recuperar la ‘res pública’ (cosa pública). El desafío es poder (re)construir Chile como comunidad política en la que se buscan puntos en común, más que enfatizar las diferencias”, aseveró.
Para el abogado y director del Departamento de Derecho Público de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Fabián Huepe, “la importancia histórica de este plebiscito radica en que, por primera vez en toda nuestra vida republicana, se nos pregunta directamente a los ciudadanos si queremos o no una nueva Constitución Política. Más allá de la postura o decisión que cada uno adopte, lo fundamental es que se nos está escuchando, lo que es muy relevante, ya que permite dar una salida institucional ante una crisis, y profundiza la participación democrática”.
En relación a nuestro sistema político, Huepe cree que, independiente del resultado del plebiscito, “ya se ha generado una profunda reflexión acerca de nuestro diseño institucional, y por lo tanto, seguiremos conversando sobre las instituciones políticas fundamentales, entre las cuales seguramente estará la forma de gobierno, que implica analizar si se mantiene un régimen presidencial, o si se modifica, o derechamente se cambia por uno distinto, como el régimen semipresidencial”, advirtió.
Efectos históricos
Para la socióloga y directora del Magíster en Política y Gobierno de la UdeC, Violeta Montero, “estamos en un momento muy trascendental, y que es producto de una crisis política y social que se expresó en las calles en octubre de 2019 con mucha fuerza, pero que no surgió ahí. El malestar social y político venía desde antes, desde los enclaves dictatoriales de la propia Constitución de 1980, pero también de enclaves democráticos que se expresan en la distancia que las élites políticas establecieron con la ciudadanía, que no han permitido la creación de políticas legítimas; y en un sistema político poco representativo”.
La académica, sin embargo, no apuesta porque ésta sea “la gran transformación”.
“El tema es mucho más complejo, y tiene que ver con que efectivamente se mantenga un nivel de deliberación política de aquí en adelante, que tengamos altura de mira para seguir discutiendo nuestro régimen político, que sigamos con la disposición de solucionar estas disputas de poder, que también tienen una dimensión económica, en fin. Queda mucho todavía para pensar en una sociedad en que el poder se distribuya equitativamente”, sostuvo.
Pese a esto, dijo Violeta Montero, “el plebiscito de este 25 de octubre es un momento muy importante, por ello invito a todas las personas a participar. Lo que se buscó fue canalizar el malestar hacia arriba, hacia la institucionalización, y si bien esta propuesta no representa a todos los actores en Chile, pues hay fuerzas sociales que todavía no se sienten representadas por el sistema político; es una salida político institucional dentro del canal democrático, y en ese sentido, lo valoro. Hay que cuidarlo, validarlo y proteger este logro en el sentido que es una oportunidad, no un cheque en blanco para los políticos, ni para las instituciones. El mensaje es para ellos, el estallido social emergió de un movimiento ciudadano inorgánico, que no tiene líderes, y las personas que participan en él, pese a la desconfianza hacia los actores políticos tradicionales, no tienen otra propuesta distinta. Es decir, son los partidos políticos los que deben facilitar los espacios institucionales para que este malestar se resuelva a través de procedimientos inclusivos y diversos. El plebiscito es un momento histórico por lo que ocurrirá ese día, y también por lo que se espera que ocurra de aquí en adelante”, manifestó.
Cristian Quiroz, director del Centro de Políticas Públicas de la U. Católica de Temuco, relevó la importancia del acto electoral de hoy.
“No me cabe duda que lo de este domingo es el hito político más importante de los últimos treinta años en nuestro país, solo comparable con el plebiscito de 1988 que significó la salida política de la dictadura, y que para muchos, debió haber sido el momento de haber convocado a una asamblea constituyente, que es lo que ha pasado en otros países cuando han salido de una dictadura o de crisis sociales. Acá eso quedó inconcluso, y ahora, por primera vez, la ciudadanía tendrá la posibilidad real de decidir la construcción real de una nueva Constitución”, afirmó.
Según el investigador, “esto es inédito, porque nunca se nos preguntó, ni en la Constitución de 1833, ni en la de 1925, en que fueron élites muy reducidas de hombres, sin participación de mujeres; de Santiago, sin participación de las regiones y con limitaciones etáreas, sin participación de jóvenes. Hoy de verdad tenemos la oportunidad de decidir este nuevo pacto social, político, económico y cultural, algo que es tremendamente importante”.
Quiroz destacó que pese a que se dice que este proceso no soluciona los problemas cotidianos de la gente, sí lo hace.
“La Constitución es el marco jurídico en conjunto con otros cuerpos legales, que sí incide en la vida de las personas, en materias de salud, educación, previsión social, etc. Es tremendamente importante comprenderlo en esa dimensión, y no dejar de participar, sea cual sea nuestra posición, porque lo que está en juego es relevante. Espero que la involución de participación electoral que hemos tenido en los últimos años cambie y tengamos una gran concurrencia a votar este domingo”, sostuvo.
Desde el ámbito legal, el académico del Departamento de Historia y Filosofía del Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Manuel Campos, destacó que la importancia histórica de este plebiscito estaría dada “porque sería la primera vez en nuestra historia constitucional que nos daríamos un texto basado en el texto constitucional vigente. Este mecanismo que contempla un plebiscito que consulta a la ciudadanía sobre si quiere o no una nueva Constitución, y qué órgano debiera redactarla, está establecido en la Constitución actual gracias a una reforma. Sería histórico, porque por primera vez nos daríamos una Constitución basada en un mecanismo que establece legítimamente la Constitución anterior”.
Campos añadió que “sin duda, es el hecho político más importante en nuestro país desde el plebiscito de 1988, vamos a votar si queremos una nueva Constitución y qué órgano debiera redactarla. En el fondo, vamos a tomar la decisión sobre si queremos un nuevo acuerdo político, y eso no lo hemos tenido en los últimos treinta años, en que solo hemos tenido elecciones de Presidente, parlamentarios y otras autoridades. No hemos tenido una elección como ésta, que nos permita definir si queremos o no un nuevo texto constitucional”, planteó.