Señor director:
Uno de los principales desafíos del acelerado proceso de envejecimiento es la mayor prevalencia de enfermedades crónicas y el uso extendido de medicamentos, tanto prescritos como automedicados.
Este fenómeno es especialmente preocupante en las poblaciones frágiles o más vulnerables que están expuestas a interacciones entre múltiples fármacos y a efectos secundarios potencialmente nocivos cuando se utilizan cinco o más medicamentos. Estos riesgos pueden afectar significativamente la funcionalidad y calidad de vida de las personas mayores.
Como sociedad científica, recomendamos no solo una prescripción adecuada y cuidadosa en el tratamiento de las personas mayores, sino también la posibilidad de reconsiderar y retirar ciertos fármacos cuando su uso ya no sea necesario o implique más riesgos que beneficios para la salud de la persona. Asimismo, promovemos el uso de opciones terapéuticas no farmacológicas como parte de los tratamientos, las cuales siguen siendo subutilizadas a pesar de su demostrada efectividad en el manejo de diversos problemas crónicos. Entre estas alternativas se destacan la actividad física, la participación social, la ingesta moderada de alcohol y evitar el consumo de tabaco, régimen alimenticio balanceado y el desarrollo de políticas preventivas que fomenten una longevidad activa.
Es fundamental que estas acciones preventivas se implementen desde etapas tempranas del curso de vida para prevenir o retrasar la aparición de enfermedades crónicas, en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en la Década del Envejecimiento Saludable.
Jaime Hidalgo A.
Presidente Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile