Señor Director:
Resulta preocupante el nivel de polaridad y confrontación que impera en nuestra sociedad y más aún, la ligereza irresponsable del juicio popular ante cualquier hecho que ocurra en nuestro país.
De esto no escapan ni las autoridades donde cualquier acto, idea o proyecto es rápidamente rechazado o apoyado según quien lo presente, antes de saber siquiera de qué se trata, mientras las redes sociales destilan apresuradas sentencias, sin entender siquiera cómo funciona el aparato estatal, ni los procesos legales o judiciales, todos cada vez más atacados por la misma sociedad que, sin embargo, les exige resultados que solo satisfagan sus partidarios intereses.
Es tal la ligereza de juicio que ya es una atractiva costumbre el condenar a priori a cualquier persona involucrada en un hecho, según sea su profesión, cargo, apellido e incluso su tendencia sexual, religiosa o deportiva. Y resulta más atractivo aún, santificar a otros creando un panteón popular de nuevos mártires y ejemplos de vida, cuyos partidarios o simples oportunistas hacen procesión tras una interpretación sesgada e ignorante de los hechos.
Como ejemplo local, este 9 de febrero se cumplió un año del lamentable accidente en las cercanías de San Nicolás, donde perdieron la vida tres jóvenes, precisamente los ocupantes del automóvil causante de la colisión frontal con otro vehículo. La noticia publicada por este diario, en las ediciones del 10, 11 y 14 de febrero de 2020).
Fue tal la efervescencia de la noticia que sus cercanos llegaron a la imprudencia de concurrir al Servicio Médico Legal del Hospital de Chillán con bombos, cánticos y detonando fuegos artificiales, mientras las verdaderas víctimas de la colisión aún se debatían entre la vida y la muerte en los quirófanos del mismo hospital. A ellos, a los únicos responsables de la colisión y todas las infracciones asociadas, se les hicieron homenajes, murales y cadenas de solidaridad, mientras las verdaderas víctimas, aún siguen costeando sus cirugías y tratamientos.
Jaime Carrasco Molina
Abogado
