El Plan de Desarrollo Comunal (Pladeco) constituye una herramienta importante para la planificación de la gestión comunal, una carta de navegación para las autoridades del municipio, que identifica las principales demandas de la ciudadanía y establece proyectos y metas para satisfacerlas.
En el caso de Chillán, el Pladeco que cumplirá cinco años de vigencia en 2024 contiene 162 propuestas surgidas en 12 áreas que contempló el estudio: desarrollo urbano, medio ambiente y sustentabilidad, identidad y patrimonio, transporte y conectividad, cultura, desarrollo social, atracción de inversiones, desarrollo productivo, salud, educación, turismo, gestión municipal, deportes y seguridad.
Uno de sus aspectos más novedosos iba a ser un sistema georrefenciado que debía quedar a disposición de la comunidad, para la revisión de los estudios, programas y proyectos de este instrumento de planificación comunal. De esta forma, este plan se hacía cargo de uno de los aspectos deficitarios de todos sus antecesores, como fue la verificación de cumplimiento de las metas definidas.
Lamentablemente, ni el sistema de seguimiento funcionó, ni las metas se cumplieron. A un año de concluir su vigencia, hay iniciativas con un alto desempeño, pero muchas otras aún están a medio camino o incluso no ven la luz. De acuerdo a cifras de la Secretaría Comunal de Planificación (Secpla), los 162 proyectos que contenía el documento aumentaron a 197 a la fecha, tras una actualización realizada el año pasado, solo 76 se han ejecutado completamente, 154 iniciativas se encuentran con más de 50% de avance y 12 registran un 0%, a diciembre de 2022.
Al indagar en las principales causas de los retrasos, la contingencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 ocupa el primer lugar, pero también hay una importante cuota de incapacidades técnicas para formular buenos proyectos y capturar fondos públicos, lo mismo que escasa voluntad política e interés ciudadano por la ejecución del Pladeco.
Precisamente, esto último es lo que aspira a cambiar la actual administración en el nuevo plan de desarrollo comunal que comenzará a elaborar en 2025. Siguiendo las recomendaciones de la Cepal, se establecerían metas de cumplimiento objetivas y periódicas, que faciliten un mejor control.
Sin embargo, hay que tener claro que las metas definidas en este instrumento de planificación no son vinculantes y su cumplimiento está sujeto a la priorización hecha por la autoridad de turno, de modo que el grado de compromiso de la autoridad con las metas definidas es fundamental, pues no es un misterio que en la administración pública no basta con la realización de estudios o la mera postulación de proyectos, sino que en la práctica se requiere una alta cuota de gestión política.
A partir de lo anterior es que resulta clave que las autoridades municipales y la comunidad se comprometan efectivamente con la elaboración y ejecución del nuevo Pladeco de Chillán, y exista esta vez un real seguimiento de las metas que permita a la ciudadanía ejercer un rol fiscalizador, accediendo a información transparente y oportuna sobre los grados de cumplimiento de las metas y advirtiendo a las autoridades cuando éstos sean insuficientes.
