Señor Director:
Tras la modificación metodológica en su conteo de fallecidos por covid-19, Perú se convirtió en el país con la mayor tasa de mortalidad del mundo en relación a su población. Un verdadero golpe en la nariz para un país ya devastado por una crisis económica y política sin precedentes.
Los resultados de la carrera presidencial solo agregan desolación, a pesar que en populismo no nos quedamos cortos aquí en Chile.
En esta crisis de múltiples frentes se prepara Perú para celebrar su bicentenario en 2022. La tasa de ocupación informal supera el 70%. El déficit fiscal bordea el 9% del producto.
Ningún candidato al sillón de Pizarro ofrecía un programa económico coherente con sus necesidades de largo plazo. Por el contrario, parecen destinados a empeorar las débiles condiciones macroeconómicas y erosionar la institucionalidad afín al crecimiento.
Es esperable en estas condiciones un aumento de la presión migratoria peruana en Chile en el mediano plazo. Perú, por ahora, seguirá engrosando las páginas de ese libro denominado subdesarrollo, alejado de las estrategias de desarrollo exitosas, con este nuevo salto al vacío.
Camilo Barría-Rodríguez