Si bien se espera que estas Fiestas Patrias contribuyan a dinamizar el consumo, con efectos positivos en el comercio, el transporte y el turismo; dado el contexto económico, será una suerte de “Veranito de San Juan” para estos sectores.
A nivel regional, los números revelan con claridad la contracción de la demanda. Las ventas del comercio están cayendo sostenidamente desde el año pasado, con bajas entre 15% y 40% en los últimos meses, particularmente en los segmentos de bienes durables, como vestuario, calzado, muebles, electrónica y vehículos, entre otros rubros.
Ello ha impactado fuertemente la inversión y también el empleo. De hecho, según el INE, el sector comercio, que concentra cerca de un 20% de los ocupados de la región, ha perdido el 4,8% de empleos netos en los últimos 12 meses.
En Ñuble, el Índice de Ventas de Supermercados acumula 15 meses consecutivos de bajas interanuales. Según el INE, en julio mostró una contracción de 9,2%.
Otro indicador sensible a los vaivenes económicos es la venta de vehículos nuevos, que en agosto anotó una disminución interanual de 40,0% en Ñuble, con lo que la región acumula 15 meses consecutivos de bajas.
El contexto de inflación, recesión, desempleo y altas tasas de interés, contribuye al menor dinamismo no solo del comercio, sino que de todas las actividades económicas, configurando un círculo vicioso de mayor desocupación, menores ingresos y contracción de la demanda.
Por ello, muchos cifran sus expectativas en el impacto que pueda tener la baja de la tasa de interés de política monetaria (TPM), de 0,75 puntos base, anunciada la semana pasada por el Banco Central, que se suma a la reducción de 1,00 punto a fines de julio. Ello, porque se incentiva el consumo, lo que debiera percibirse hacia el último trimestre del presente año.
En su Informe de Política Monetaria, correspondiente a septiembre, el Banco Central ajustó su proyección de crecimiento para la economía chilena hacia la baja. A diferencia del rango de -0,5% y 0,25% previsto en junio, ahora espera que el PIB anote una variación entre -0,5% y 0,0% al finalizar este año. Se plantea que la actividad no minera “retomará variaciones trimestrales positivas a partir de fines de este año, para luego ir acercándose de manera gradual a una tasa de expansión coherente con su nivel potencial”.
En ese sentido, para 2024 y 2025 se anticipan rangos de expansión del PIB de 1,25%-2,25% y 2,0%-3,0%, respectivamente.
Se trata de proyecciones que, con el paso de los meses, se van revisando de acuerdo al comportamiento de una serie de variables, y que abren una esperanza de recuperación del consumo, lo que, en el caso de Ñuble, está estrechamente ligado al desempeño de rubros clave, como la agricultura, la agroindustria, el sector forestal y la construcción, entre otros, que precisamente están atravesando escenarios complejos, en varios casos con retornos negativos, debido a factores de mercado, principalmente.
Por ello, recuperar la senda de crecimiento seguirá siendo una tarea difícil en la medida que no se reactiven las inversiones, que están congeladas, en buena medida, debido al clima de incertidumbre normativa, pero también, como consecuencia de las restricciones crediticias, la criticada “permisología”, el encarecimiento de la mano de obra y la falta de incentivos, entre otras razones.