Las dificultades para que las empresas encuentren personal con la suficiente calificación para determinados puestos laborales se han ido convirtiendo, poco a poco, en un nuevo desafío para el país y en otro problema capaz de restar inversiones en el sector productivo.
Se trata de una cuestión que se plantea tanto aquí como en el resto del mundo y que ha justificado una minuciosa investigación emprendida por Manpower Group en 42 países de distintos continentes.
Los resultados de ese trabajo para Latinoamérica muestran que las causas de esa carencia no responden sólo a la escasez de aspirantes (17 por ciento) ni a la falta de experiencia observada en un 48 por ciento de éstos, o bien a la ausencia de capacitación en ciertas habilidades que hoy se consideran indispensables en las funciones por cumplir.
A ese cuadro se agregan, por una parte, una demanda muy dinámica de las empresas que supera la oferta de los aspirantes, como se registra en Perú, por ejemplo y, por otro lado, en una retracción de aspirantes originada por el grado de incertidumbre e inestabilidad que presenta la economía, como ocurre en Chile, en que a menudo la búsqueda de mejores destinos laborales es percibida por quienes deberían emprenderla como un riesgo.
Importa destacar que ese personal calificado, indispensable hoy para el crecimiento económico, se estima decisivo para la marcha contemporánea de los negocios. De ahí que se trata de elegir directivos cuyas capacidades estén al nivel de los avances tecnológicos, que revelen un caudal de conocimientos actualizados y, a la vez, habilidades creativas y aptitudes para ejercer el liderazgo a fin de llevar adelante conductas innovadoras.
Por otra parte y según destacan académicos y economistas chilenos y extranjeros, se concede también un positivo valor a las condiciones de la vida familiar de los aspirantes y, asimismo, al conjunto de los valores que cultiva, junto al interés manifiesto por hacer del estudio una tarea continua y revelar hábitos de práctica deportiva. Todo apunta a seleccionar dirigentes capaces de generar una conducción que asegure la cohesión social del personal y encare con lealtad y firmeza la competitividad propia de la actividad económica.
Con certeza, la elección de personal calificado que responda satisfactoriamente a esos rasgos y cualidades depende en gran medida de la educación recibida por los aspirantes. Pero también dependerá de otros importantes factores, como, por ejemplo, de los hábitos formados para el estudio continuo; de la apertura a la convivencia, tanto en el orden social como laboral, y, finalmente, de la comprensión que posea de la realidad de la vida contemporánea, de las exigencias de adecuarse a su particular dinámica, y del constante requerimiento de formular nuevas respuestas en función de los cambios constantes que se presentan en diversas actividades y disciplinas, como por ejemplo en el área tecnológica.
Los comportamientos directivos en el campo del trabajo y de la producción deben asumir la necesidad de mantener actualizados los conocimientos y capacidades junto con una sensibilidad adecuada a la constante innovación que se presenta y exige nuevas formas de adaptación, pues hay que ver y también anticipar las innovaciones que se avecinan.