Señor Director:
En un escenario de escasa inversión hemos volcado la mirada sobre la llamada “permisología”, un problema estructural que enfrenta nuestro país que consiste en la lenta tramitación de un sinnúmero de permisos que se requieren para desarrollar cualquier proyecto.
No obstante, es justo aclarar que la mayoría de estos permisos son esenciales para asegurar el cumplimiento de nuestra legislación en materias como la calidad de las construcciones o la inocuidad alimentaria, entre muchas otras.
Lamentablemente, todos los meses esta maraña de permisos se va modificando por la vía de resoluciones y otros actos administrativos, haciendo más complejo su cumplimiento.
En un carril distinto debemos mirar el problema de los tiempos de tramitación de estos permisos, donde no basta con la recientemente aprobada Ley marco de permisos sectoriales, sino que se requiere agilizar los procesos al interior de las reparticiones públicas, donde se observan graves problemas de eficiencia.
Frente a la demanda de mayor dotación de personal en aquellas reparticiones que exhiben extensos tiempos de tramitación, un análisis caso a caso permitirá determinar si el problema se soluciona con más funcionarios o con más tecnología, o ambos.
Sin duda, se trata de un desafío que va mucho más allá de cambios a las leyes, sino que exige un proceso de modernización del estado que, hasta ahora, ningún gobierno ha querido asumir en serio.
Víctor Salamanca
